Seminario de Estudio Online 2023


LOS TRES REGISTROS DE JACQUES LACAN:
SIMBOLICO- IMAGINARIO – REAL. REAL – SIMBOLICO – IMAGINARIO.

Adriana Beuille

Abrimos este espacio de estudio considerando que estos conceptos iluminan la comprensión de la teoría psicoanalítica, colocando en su justo lugar el descubrimiento freudiano.  A lo largo del año iremos situando estos tres registros para ubicarlos como se presentan en la constitución subjetiva.

La obra de Jacques Lacan en su retorno a Sigmund Freud desde el comienzo ha estado enmarcada en situar el descubrimiento freudiano en los tres registros:  Simbólico –  Imaginario – Real, muchos años pasaron y nos propone un giro decisivo en esas letras, Real – Simbólico – Imaginario y desde aquí situar la incidencia de este giro en el discurso analítico.

Jacques Lacan a partir de 1951 presentó su enseñanza como un retorno a Freud, ubicando la experiencia psicoanalítica como una experiencia de discurso.

En el año 1953, dicta una conferencia titulada “Simbólico-Imaginario-Real”, conferencia que precede “El informe de Roma” sobre “Función y campo de la palabra y del lenguaje en Psicoanálisis”.
También es el tiempo del Seminario “Los escritos técnicos de Freud”.  En estos años va a definir a estos registros como esenciales de la realidad humana, va a decir:
Lo simbólico, así se trate de síntomas, de actos fallidos, de sueños, lo que se pone en juego en el intercambio analítico siempre son símbolos organizados en el lenguaje a partir de la articulación del significante y el significado, que es el equivalente de la estructura misma del lenguaje.

Hay que considerar el elemento temporal que plantea problemas que deben ser tratados paralelamente a la cuestión de lo simbólico y de lo imaginario.  Aquí Lacan está retomando la importancia del Estadio del espejo en la formación del yo, el automatismo de repetición cuyo ejemplo Sigmund Freud mostró en “Más allá del principio del placer”, se ve como el niño produce el primer dominio: el niño anula su juguete por la desaparición, esta repetición primitiva, esta escansión temporal hace que se mantenga la identidad del sujeto tanto en la presencia como en la ausencia.

Síntomas de conversión, inhibición, angustia se trata de desanudarlos, de volverlos a la función de palabra que ellos sostienen en un discurso cuya significación determina su uso y su sentido.  La letra del mensaje es aquí lo importante, para captarlo hay que detenerse un instante en el carácter equívoco de la palabra, por cuanto la función es de ocultar tanto como la de descubrir.
Basta que uno se interrogue sobre el orden de los intersticios que el lenguaje constituye en lo real.  Queda el hecho de que hay un texto en el que se puede leer a la vez lo que la palabra dice y lo que no dice y es a ese texto al que están vinculados los síntomas, tan íntimamente como un rebus a la frase que él figura.

Lacan establece que Freud despega del texto, sin fisura de la causalidad en lo real, el orden instituido por el uso del significante de un cierto número de sus elementos, en tanto que, da cuenta de la penetración de lo real por lo simbólico, sin que la exigencia causalísta pierda sus derechos a regir lo real por el hecho de aparecer representando solo una aprehensión especial de esta acción simbolizante.

Si tomamos el juego del fort-da de Freud, esa pelota retenida por un hilo, el niño la trae hacia sí, la tira, la retoma y la vuelve a tirar, escande su captura, su rechazo y la retoma con un oo, aa, oo por lo cual el tercero, sin el cual no hay palabra, le afirma a Freud que eso quiere decir ¡Fort! ¡Se va! ¡Viene! ¡Se va otra vez! O mejor, ¡Nostamás!.

Aparece formando el par fonemático con el que la lingüística reconoció el grupo de oposición elemental cuya batería da el material vocálico de una lengua dada.  El niño con este objeto lo que hace es abolirlo cien veces y hace de esta abolición su objeto.

Cien veces renace su deseo.  Lacan se pregunta ¿Y no renace ya deseo de ese deseo? A esto responde: El asesinato de la cosa aporta a lo que es ese fondo de ausencia sobre el cual se sustraerán todas las presencias del mundo.  Las conjuga también con esas presencias de nada, los símbolos, por los cuales lo ausente surge en lo presente, y aquí está abierto para siempre lo patético del ser.

Las reflexiones de Lacan acerca del significante vuelven sobre su definición de la interacción del sujeto con el significante: “El significante entonces está dado primitivamente, pero hasta tanto el sujeto no lo hace entrar en su historia, no es nada”

La función del padre tiene un lugar preponderante, no como genitor, sino como el que posee a la madre, en principio en paz, y mantiene con su hijo una relación no de rivalidad sino de pacto.

En los años 1959-60, encontramos un giro importante en la teorización lacaniana, “La ética del Psicoanálisis”, se ve llevado a situar el deseo como nuestra ética, en su centro ubica la falta para lo cual va a introducir la noción de la Cosa, desarrolla la oposición entre principio de placer y principio de realidad.  Nos dice que a Freud no le dan respuesta estos dos principios en relación al síntoma, a la repetición y establece el Más allá del principio de placer, encontramos que la Cosa tiene una relación estrecha con ese Más allá.

Lacan presenta a la Cosa como lo que se encuentra en el centro de nuestras tendencias en la medida en que estas se motivan en la búsqueda de un objeto perdido, en referencia constante con el Entwurf freudiano.  Das Ding es un objeto que se trata de encontrar en tanto Otro absoluto del sujeto, que por su naturaleza le es extraño, pero no se lo encuentra a él sino sus coordenadas de placer. Podríamos decir, que la alucinación fundamental como sistema de referencia del mundo de la percepción, nos da cuenta de este objeto del que habla Freud, y que Lacan va a denominar objeto “a”.   Das Ding es una función primordial, que se sitúa en el nivel inicial de instauración de la gravitación de las Vorstellungen inconscientes, es decir, es eso a partir de lo cual dicha gravitación toma su impulso.  A nivel de la Vorstellungen la Cosa no sólo no es nada, sino literalmente no está, se distingue como ausente, como extranjera.

Freud ofrece, dice Lacan, la afirmación de la ley fundamental, esa por donde empieza la cultura, en la medida que se opone a la naturaleza, es la ley de interdicción del incesto, esta interdicción no es otra cosa que la condición para que subsista la palabra.

“Lo que encontramos en la ley de interdicción del incesto se sitúa como tal a nivel de la relación inconsciente con Das Ding, la Cosa.  El deseo por la madre no podría ser satisfecho pues es el fin, el término, la abolición de todo el mundo de la demanda, que es el que estructura más profundamente el inconsciente del hombre.  En la medida en que la función del principio del placer, reside en hacer que el hombre busque siempre lo que debe volver a encontrar, pero que no podría alcanzar, allí yace lo esencial, ese resorte, esa relación que se llama la ley de interdicción del incesto”.

Esta ley es más allá de todo bien, es la abolición del Soberano bien.  “Tal es el fundamento, invertido en Freud, de la ley moral.  La tesis que presenta Lacan es que la ley moral hunde sus raíces en lo real.  Si lo que el hombre busca es lo que encuentra sin alcanzarlo, se puede definir lo real como lo que se encuentra siempre en el mismo lugar.

Este punto encontrará un desarrollo más extenso en el Seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” del año 1963-64.  Seguiremos el camino recorriendo los Seminarios en la búsqueda de este viraje Real-Simbólico-Imaginario, siendo lo Real en este tiempo de la teoría, lo que comanda la tríada.
Esperamos que nos acompañen para ir interrogando estos puntos que hacen al quehacer psicoanalítio.

Ana Cristina Carlós Fregenal

Jacques Lacan psicoanalista francés  comienza por establecer a partir de los primeros años de su enseñanza  un eje directriz fundamental,  la   referencia ineludible y estructural,   punto clave del sujeto del psicoanálisis:   los registros Simbólico -Imaginario – Real. Y este será el tema a recorrer en el seminario que proponemos.

Sera nuestra guía y brújula, el texto La conferencia de J. Lacan de 1953,  ”Simbólico – Imaginario – Real”.

Es en este texto  donde Lacan nos presenta los tres  registros y es allí donde   pondrá en valor su línea de trabajo dirigida al retorno de los textos freudianos,  señalando a la palabra y el lenguaje como   el eje del mundo simbólico.

Y nos propone en su lectura creadora y critica, el retorno a Freud para captar la profundidad  de sus conceptos emanados de  sus fuentes.  Siempre renovados  desde su clínica y que trasmiten una verdadera enseñanza para captar el núcleo y el corazón de la constitución subjetiva.

Nos dirá que  esta palabra  como acción  permite a los sujetos trascender la relación agresiva fundamental imaginaria del  espejismo del semejante,  donde se constituye lo imaginario.

Es en este sentido  que  Lacan designa  en el descubrimiento freudiano, que lo más elevado que hay en el hombre, no está en el hombre mismo,  está en otra parte. Y es el orden simbólico, es en este lugar  donde Freud restaura  y se ve forzado a restituir el punto de exterioridad, excéntrico del mismo.

Orden simbólico que   precede al sujeto y que lo determina y al mismo tiempo lo captura en el campo del lenguaje mediante esas marcas que desconoce y que ignora, pero que cobran vida en sus síntomas y padecimientos.

Es desde ese campo del lenguaje donde se expresan   los mecanismos de la   metáfora la metonimia y  todas las formaciones del inconsciente que Freud estableció: sueño, actos fallidos, síntoma, de modo tal que  descentra el  yo enviándolo a la conciencia y lo erige como  lugar de desconocimiento.

Nos dice:

Si lo que Freud descubrió y redescubre de manera cada vez más abierta tiene un sentido es que el desplazamiento del significante determina al sujeto en sus actos , en su destino, en sus rechazos , en sus cegueras, en sus éxitos y en sus suerte, a despecho de sus dotes innatas y de su logro social, sin consideración del carácter o sexo y que de buena gana o mala gana seguirá el tren del significante..

En relación a una de las dimensiones del cuerpo nos dirá Lacan que todo lo que tiene que ver con la anatomía se encuentra profundamente ligado a lo imaginario,  que es su expresión, y que este imaginario juega un papel fundamental en el comportamiento sexual humano. Y que, con lo que  tenemos que ver en la clínica  es con fantasmas. Definiendo el síntoma como la relación del sujeto consigo mismo.

Cuando Lacan nos habla en el seminario “La Ética del psicoanálisis“ 1959/60,  de los  registros    Simbólico – Imaginario – Real  los sitúa   en la cúspide de su pensamiento. Nos va a   plantear que el analista debe encuadrar su práctica bajo este trípode, promoviendo así desde el inicio de su pensamiento que  son  categorías esenciales a las que estaremos obligados a referirnos cada  vez que se quiera plantear un discurso valido  acerca del psicoanálisis.

Abordaremos un concepto fundamental   siendo una de las expresiones de lo real:  el Goce.

Termino que no podemos soslayar en el discurso analítico. El goce, formalizado por el psicoanálisis y al  que  Sigmund Freud otorga una nueva dimensión  en 1920 con su concepto del “Mas  allá del principio del placer”, unido a la repetición y a la pulsión de muerte.  Iluminando este concepto  en este texto maravilloso e inagotable en su lectura : “El Malestar en la Cultura”.

Ese goce que habita al sujeto y lo comanda frente a lo real que se enuncia como imposible y que hace nudo con lo imaginario y lo simbólico articulando un decir sobre el goce.

En el seminario “Los escritos técnicos de Freud” de J. Lacan, en el capítulo VII “La tópica de lo imaginario” dirá  que nada puede comprenderse de la técnica y la experiencia freudiana sin estos tres grandes    sistemas de referencia,  lo simbólico,  lo imaginario y lo real situándolos como guía y como   el eje  esencial para comprender la técnica y la experiencia.

Ubica el estadio del espejo como algo más que un momento del desarrollo sino fundando las relaciones del sujeto con su imagen. De tal manera que la sola visión de la forma total del cuerpo, le da al sujeto un dominio imaginario respecto a la fragilidad original.  Inicia y funda una relación de amor.  El hombre, nos dice, a partir de esta experiencia se ve distinto, como otro de lo que él es. Y es importante porque estructura la vida fantasmática.

La relación imaginaria primordial brinda el marco fundamental de todo erotismo posible. La relación objetal siempre debe someterse al marco narcisista e inscribirse en él. La pulsión de muerte es constituyente de la posición fundamental del sujeto”.

En el origen existe un real primitivo inefable, oscuro, impensable y mientras no se diga nada de él, no hay forma de penetrarlo, en tanto la ley de la palabra humaniza al hombre. El acto de la palabra   es un funcionamiento coordinado con un sistema simbólico ya establecido, típico y significativo.

Solo algunas trazas de lo que abordaremos en este seminario, los invitamos y estaremos a la espera de  vuestra presencia y que nos acompañéis en este recorrido.

Málaga, febrero 2022

Seminario de Estudio 2023

Amor, deseo y goce en la Neurosis Obsesiva

Perla Trajtemberg – Ester Migrabi

Frecuencia Semanal, por zoom

Apertura: Martes, 4 de Abril, 19 hs.

Se propone un recorrido para situar el deseo imposible, esa forma singular de desear que habita a los sujetos afectados por neurosis obsesiva y sus consecuencias… para el acceso al goce.

El neurótico obsesivo, desde su posición heterosexual revela al mismo tiempo el impasse en la virilidad, ¿dónde leemos ese impasse?, decía Jacques Lacan en 1953:

“tratándose de un sujeto de sexo masculino, su equilibrio moral y psíquico exige la asunción de su propia función; hacerse reconocer como tal en su función viril y en su trabajo, asumir sus frutos sin conflicto, sin tener el sentimiento de que es algún otro el que lo merece o que él mismo no lo tiene más que por casualidad, sin que se produzca esa división interior que hace del sujeto el testigo alienado de los actos de su propio yo (moi). Esta es la primera exigencia. La otra es la siguiente: un goce que se puede calificar como pacífico y unívoco del objeto sexual una vez  que éste ha sido elegido…”

Sigmund Freud desde el inicio de su investigación sobre el psiquismo, se topó con la emergencia de sujetos particulares, cuyo modo de pensar los acercaba a un mecanismo común con la histeria: la represión, pero en los que descubrió frente a su posición con su deseo diferencias fundamentales.

Es así que partió de establecer que en estos sujetos su deseo se presenta como imposible, es decir, que cuanto más se acercan a él, más se les impondrán toda serie de prohibiciones, ceremoniales y medidas protectoras: donde el temor, la duda, la ambivalencia de los sentimientos (amor-odio), la superstición y una relación singular con la deuda y la muerte, los sumergirá en un profundo padecer.

Los aportes de Jacques Lacan, abrieron un nuevo horizonte para cercar la economía de goce que rodea la forma de desear que le es posible al neurótico obsesivo; con su lógica del cuaternario ofreció una revisión del Complejo de Edipo freudiano lo cual abre una nueva perspectiva: tanto al abordar el desdoblamiento narcisístico del sujeto (ser representado en el mundo por otro) como el desdoblamiento del partenaire sexual, ya aportado por Sigmund Freud en sus aportaciones a la vida erótica, al dividir amor y deseo en la neurosis obsesiva.

En 1953, en su conferencia “El mito individual del neurótico”, leído con sus registros: Simbólico – Imaginario – Real, Jacques Lacan destacaba:

“… la teoría psicoanalítica está enteramente subtendida por el conflicto fundamental que, por intermedio de la rivalidad con el padre, vincula al sujeto con un valor simbólico esencial; pero esto, como verán, está siempre en función de cierta degradación concreta, quizá ligada a circunstancias sociales especiales, de la figura del padre. La experiencia misma está tendida entre esta imagen del padre, siempre degradada, y una imagen cuya dimensión nuestra práctica nos permite cada día captar mejor… la posición de ese personaje muy borrado por la declinación de nuestra historia, que es el del amo: el del maestro moral, el del amo que instituye en la dimensión de las relaciones humanas fundamentales a quien está en la ignorancia y que lo prepara para lo que puede llamarse el acceso a la conciencia, incluso a la sabiduría, en la toma de posesión de la condición humana ”

En el neurótico obsesivo sus consecuencias podrán ser leídas en el mito individual… esa versión novelada de la historia… que en su forma mítica relata la epopeya infantil, dándole una forma discursiva que revele la ligazón del sujeto a los significantes con los que significó aquello que lo unirá a su linaje, a su constelación original, a la leyenda familiar, a los deseos del Otro, también a su goce… encarnando en su ser y en sus síntomas las verdades del padre… sus pecados, como enseña la teoría.

En 1913, Sigmund Freud publica “Tótem y Tabú”, de allí podemos extraer la concordancia que él ha encontrado entre el tabú en los pueblos primitivos y las prohibiciones a las que nosotros mismos obedecemos, echando luz “sobre el oscuro origen de nuestro propio imperativo categórico”. Es así que dirigiéndose a la neurosis obsesiva, encuentra que el placer inconsciente coexiste con la prohibición al goce, punto nodal del deseo infantil, núcleo de la neurosis.

En 1956, Jacques Lacan preguntaba ¿Qué es un obsesivo? Y respondía:

“es en suma un actor que juega su rol, realiza un cierto número de actos como si estuviera muerto, es una manera de ponerse al abrigo de la muerte; este juego al que se libra es, en alguna forma, un juego viviente que consiste en mostrar que es invulnerable…”

Y en 1957, preguntaba ¿A quién engaña? Y respondía:

“… es a la muerte a la que trata de engañar con mil astucias, y ese otro que es el yo del sujeto entra en juego como un soporte de la apuesta de las mil hazañas que son las únicas que le aseguran el triunfo de sus astucias… y esa astucia que una razón suprema sostiene de un campo fuera del sujeto que se llama inconsciente es también aquella cuyo medio como su fin le escapan…”

Y en 1963, en el seminario “La angustia” decía que el neurótico desea según la ley, sea su deseo insatisfecho o imposible.

Que el neurótico se hace ser en su fantasma y que el verdadero objeto que busca es una demanda, que se le suplique, por tanto que no debemos responder a su demanda. Que el neurótico no dará su angustia sino su equivalente: su síntoma.

¿Qué es el síntoma? Goce engañoso, Lacan plantea que en su fijación a la pulsión anal  “el sujeto está impedido de atenerse a su deseo de retener,  en el obsesivo esto se llama compulsión” y hacia adónde lo conduce:

“En su recurrencia busca la causa auténtica del proceso, y debido a que no es otra cosa esa causa que el objeto último abyecto y ridículo, en esta búsqueda queda en suspenso y siempre se manifiesta a nivel del acting out, los tiempos de suspensión, sus falsos senderos, sus falsas pistas, sus derivaciones laterales, estos harán que la búsqueda gire indefinidamente y se manifieste en el síntoma fundamental de la duda”.

En 1969 – 1970, en su seminario “El reverso del psicoanálisis”, Jacques Lacan retorna a su propia enseñanza, al seminario “La ética del psicoanálisis” dictado entre 1959-60. Diez años han pasado, pero los tres mitos con los que Sigmund Freud leyó la dramática subjetiva: Edipo, el padre de la horda primitiva y Moises,  serán recorridos nuevamente desde  los registros Simbólico – Imaginario y Real, como la forma de leer las versiones del padre y la unión del deseo a la ley, interdicción al goce operada por el agente de la castración, lugar del Otro en su función paterna, interdictor del goce, tanto en la madre como en el niño.

Lacan decía que el mito es un operador estructural, el equivalente del padre muerto y el goce, símbolo de lo imposible mismo, símbolo en el sentido de aquello que de lo simbólico se anuncia como lo imposible, y nos dirá de aquí surge lo real,  desde el padre en lo real, descripto ya por Freud, como agente de la castración, que es simbólica y surge como efecto del lenguaje.

¿Qué encontró Freud en sus neuróticos?, que la ley se articula al deseo, insatisfecho o imposible, la ley moral, los mandamientos, la sanción, nutren el sentimiento de obligación, pero… más allá de este, Freud halló el sentimiento de culpa. Lacan interroga si este sentimiento se liga a la falta unida al mito del asesinato del padre que funda la cultura o a la falta más oscura y más original planteada por Freud al final de su obra: la pulsión de muerte y recorrerá los siglos para ubicar que la ley moral “coloca al hombre en cierta relación con su propia acción que no es sencillamente la de una ley articulada, sino también la de una dirección, una tendencia, en suma, un bien al que convoca, engendrando un ideal de conducta. Decía que todo esto constituye también la dimensión ética.

La poética del Amor Cortés, el canto a la Dama idealizada, servirá como referente de un ideal de conducta en el siglo XII. Pensando en el neurótico obsesivo en la época moderna, al ver su imposibilidad de acceder al objeto de su deseo, su postergación, sus rodeos, su idealización del objeto femenino, su forma de amar al estilo de los trovadores de las cortes de amor, Lacan decía que el amor cortés es “el signo de vaya a saber que carencia, que coartada ante los difíciles caminos que representa el acceso a un verídico amor.”

Atrapamiento imaginario que nutriendo los fantasmas del neurótico obsesivo lo llevará al ideal de servicio, de la mano de la oblatividad o al fantasma sádico, con el deseo de destrucción del Otro al que está profundamente ligado.

La dialéctica descripta por Hegel: el amo y el esclavo, le servirá a Lacan para recorrer la trampa, la captura subjetiva al rehusarse a tomarse como Amo, imposibilidad de renunciar al goce que lo petrifica en su fantasma, donde el objeto a, funciona como tapón de la causa de su deseo, sumerge y perpetúa al sujeto en el deseo como imposible.

Los invitamos a que nos acompañen en este recorrido.

Bibliografía:

Sigmund Freud:

“Carácter y erotismo anal” (1908). Amorrortu editores

“A propósito de un caso de neurosis obsesiva (el Hombre de las Ratas) 1909. Amorrortu editores.

“Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre (Contribución a la psicología del amor I), (1910). Amorrortu editores

“Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa (Contribución a la psicología del amor II) (1912). Amorrortu editores

“Tótem y Tabú” (1913). Amorrortu editores.

“Sobre la trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal” (1917). Amorrortu editores.

Jacques Lacan:

“Conferencia: “El mito individual del neurótico” (1953)

“Las formaciones del inconsciente” (1957-58) Ediciones Paidós.

Escritos 2: “La significación del falo” (1958)

Seminario: “La ética del psicoanálisis” (1959-60) Ediciones Paidós.

Escritos 1: “El psicoanálisis y su enseñanza”

“El reverso del psicoanálisis” (1969-70).

Seminario 10. “La angustia”. Versión Inédita. También fue Publicado por Editorial Paidós. (1963).

Olga M. de Santesteban:

“El enigma de la femineidad” Ediciones Semblant

“La economía de goce en la neurosis obsesiva”. Ficha de Discurso Freudiano Escuela de Psicoanálisis (1993)

Seminario de estudio online - Discurso Freudiano

OCTUBRE – NOVIEMBRE 2020

APERTURA: Martes 6 de Octubre, 19 a 20:30 hs.

Frecuencia semanal

Neurosis Histérica

El descubrimiento freudiano

… con los aportes de Jacques Lacan

Patricia Cortés – Perla Trajtemberg – Liliana A. Berraondo

Es a partir de la invención de Sigmund Freud y del retorno de Jacques Lacan a la letra freudiana que fueron surgiendo nuevas formulaciones sobre la histeria nutriendo la clínica actual.

Sigmund Freud inaugurará en los inicios del psicoanálisis una concepción inédita sobre la histeria. Desde Estudios sobre la histeria a su conferencia sobre La femineidad veremos como el síntoma quedará anudado a la sexualidad, como así también el pasaje del trauma al fantasma. Con la histeria surge una nueva definición de cuerpo, son las fantasías, y el hallazgo maravilloso de Sigmund Freud de las pulsiones y sus destinos, lo que dará sentido al tour de la pulsión alrededor de las diferentes posiciones del objeto a (oral – anal – voz – mirada) nombrado por Jacques Lacan, dando herramientas para abordar en la histeria la dimensión de su goce, el que la aleja de la femineidad, rechazando la excitación corporal, y dejándole el enigma sobre qué desea una mujer.

Al cierre del Complejo de Edipo resultará de esa cicatriz, como la nombra Jacques Lacan, un síntoma y un fantasma. El síntoma, a partir de aquí, será leído como metáfora aunque también comprende un nudo de goce. En cuanto al fantasma quedará ligado al padre bajo la figura del amo y del cual la histérica extraerá satisfacción para su goce masoquista.

La entrega, el sacrificio, serán los modos de “captura del Otro en la red del deseo”, sosteniendo la figura del padre idealizado.

Estrategias de velamiento de la castración, del conflicto entre el ser y el tener el falo, y de ahí su dificultad con el deseo siendo la mascarada una forma de expresión. Es por lo que no es, expresará Jacques Lacan, por lo que pretende ser deseada al mismo tiempo que amada. Dificultad también entre el deseo y la demanda: “el histérico no sabe que no puede ser satisfecho dentro de la demanda…”.

El deseo en la histeria se define como el deseo de tener un deseo insatisfecho, siendo razón de su protesta al ser colocada en el “centro de un deseo”.

Recorreremos para ubicar los “medios de goce” el paradigmático sueño del Salmón ahumado propuesto por Sigmund Freud y tan valioso en el retorno de Jacques Lacan, al nombrarlo como el sueño de la Bella Carnicera. También, el Fragmento de análisis de uncasodeHisteria(Dora)deS.Freud, abriráelcaminoparaubicarladecepcióninfantil, soporte de la aversión que luego, nutriendo el fantasma, hará emerger la hostilidad que hace que el sujeto histérico, se torne tan feroz en su demanda reivindicatoria de amor… al padre, al hombre y a ese Otro prehistórico, que J. Lacan nos enseñó a reconocer en el síntoma, tal como lo hiciera S. Freud, como “algo que es ajeno a mí estando empero en mi núcleo”, el das Ding, la Cosa freudiana.

Si la histérica “no se toma como la mujer que es” es porque está fascinada al igual que Dora por la otra mujer, suponiéndole saber “lo que es necesario para el goce del hombre” y además porque cree que sabe lo que ella quiere.

Haremos una parada desde el seminario Encore (1972-73) de J. Lacan, para evaluar la dimensión del goce que nos propone y sus modos de expresión: el camino desde la decepción, la insatisfacción experimentada en la primera infancia que habita al sujeto histérico. Cuando se expresa en el registro de lo real encuentra: hostilidad, ira, cólera, manía de venganza, grito, escándalo, exigencia de reivindicación por aquello que creyó le correspondía y no le fue dado.

La histeria es excepcional en la puesta en acto de las expresiones de lo real, desplegando también su aventura entre Pasaje al Acto y Acting-Out.

¿Y qué decir sobre la histeria y el Amor?

Veremos el aporte de J. Lacan del exilio de la relación sexual para ambos sexos. La histeria va al encuentro amoroso, la contingencia la enfrenta con la pareja, también con los síntomas, con la inhibición, con la angustia, afecto-señal por excelencia.

El espejismo momentáneo del encuentro deja al sujeto en un punto de suspensión, al que se ata todo amor dice J. Lacan, crea la ficción de que la relación sexual se inscribe, cuando su fórmula es que ella no cesa de no escribirse. Ilusión que hay Uno con el otro, pero… es sólo cuestión de tiempo para que se desencadena el drama del amor, y se revele esa delicada línea que separa el amor del odio, emergencia de lo real, tragedia del deseo donde todo está por revelarse entre el impasse y su causa, oportunidad para abordar entre síntoma y fantasma el camino de la histeria hacia la femineidad.

PROGRAMA:

  • La estructura histérica, el retorno de Jacques Lacan a la obra freudiana: historia de
  • mujeres
  • La disimetría del Complejo de Edipo, el significante fálico. Sus rodeos en la niña. La privación. Los efectos sintomáticos del complejo de castración en la histeria
  • El Síntoma: el rechazo de la excitación corporal, el goce a desanudar. La oposición entre histeria y femineidad
  • La fijación en la pulsión oral: la demanda al Otro y el objeto a, causa del deseo, de Jacques Lacan.
  • El fantasma ($<>a): la necesidad de crearse un deseo como deseo insatisfecho.
  • La pregunta histérica. La identificación viril. El deseo por procuración
  • Los medios de goce propuestos por Jacques Lacan. El sueño de la Bella Carnicera.
  • El Padre Idealizado- la Otra Mujer: la demanda reivindicatoria de Amor al padre, las expresiones de lo Real: Acting-out y Pasaje al Acto. El Caso Dora.

Informes e inscripción: envianos un mail a discursofreudiano@discursofreudiano.com