La lógica del sentido

La lógica del sentido

LÓGICA DEL SENTIDO

de Giles Deleuze (*)

María Isabel S. de Espinosa

En el prólogo Miguel Morey presenta la obra de este autor diciendo que la misma ocupa un lugar excéntrico en el panorama de la filosofía contemporánea. Deleuze en su escritura se guía por una voluntad de hablar en nombre propio; “es el más severo ejercicio de despersonalización, cuando se abre a la multiplicidades que lo atraviesan… a las intensidades que lo recorren”. Encuentra en él siempre el mismo tesón para producir lo múltiple… producir el sentido del presente en tanto multiplicidad abierta, irredenta, sin reconciliación posible en totalidad ni unidad ninguna.

Jacques Lacan en el seminario “De un Otro al otro” dice refiriéndose a este texto: “está hecho como debe estarlo un libro, a saber, que cada uno de sus capítulos implica el conjunto… él ha reunido en un libro lo que está en el corazón de lo que mi discurso ha enunciado… Él ha tomado la lógica de los estoicos “él se lo permite -él puede mostrar el lugar de sostén esencial…, de aquello que nos ha sido legado en trozos esparcidos a reconstituir, de algún modo por luces rasantes”.

Fue escrito por Giles Deleuze en el año 1989, consta de 34 capítulos, (329 hojas de apretada escritura) y en cada uno de ellos trabaja un tipo de paradoja, paradojasantiguas y modernas tratando de determinar el estatuto del sentido, y un Apéndice donde incluye los siguiente estudios: I- El simulacro y la filosofía antigua: Platón y el simulacro, Lucrecio y el simulacro, II- Fantasma y literatura moderna: “Klossowsky o los cuerpos-lenguaje”, “Michael Tournier y el mundo sin el otro”, “Zola y la grieta”.
Entremos en el texto.
Nos dice el autor:  “La obra de Lewis Carroll tiene de todo para satisfacer al lector actual: libros para niños, preferentemente niñas; espléndidas palabras insólitas, esotéricas: claves, códigos y desciframientos… Y más allá del placer actual algo diferente, un juego del sentido y el sinsentido… Pero las bodas del lenguaje y el inconsciente se han enlazado y celebrado de tantas maneras que es preciso buscar en Lewis Carroll qué han reanudado y lo que han celebrado en él, gracias a él”.
Los estoicos han sido un nuevo tipo de filósofos y Lewis Carroll un nuevo tipo de escritor porque partieron a la conquista de las superficies.
No hay unas aventuras de Alicia hay una aventura: su subida a la superficie, su repudio por la profundidad, descubriendo que todo ocurre en la frontera. Este descubrimiento estoico supone mucha sabiduría y entraña una ética.
Este texto es la escenificación de las paradojas del sentido.

Vamos a tomar sólo algunos rasgos de cada una de ellas.

La primera de la serie es “Del puro devenir”. Tanto en Alicia como en Al otro lado del espejo se trata de los acontecimientos puros. Hay una simultaneidad del devenir que es esquivar el presente, no soporta la separación ni la distinción entre el antes y el después: avanza en los dos sentidos a la vez. Alicia no crece sin empequeñecer. El lenguaje es quien fija los límites pero a la vez es el que los sobrepasa y los restituye a la equivalencia de un devenir ilimitado  “no sostenga el atizador demasiado tiempo, le quemaría”, de ahí los trastrocamientos de Alicia crecer… empequeñecer… “¿en qué sentido?, ¿en qué sentido?”, trastrocamiento del ayer y del mañana esquivando siempre el presente “mermelada ayer y mañana, pero nunca hoy”, ser castigado antes de cometer una falta, gritar antes de haberse pinchado, volver a partir antes de haber partido: trastrocamientos de la causa y el efecto. Todos ellos llevan a la pérdida de la identidad de Alicia, pérdida del nombre propio, ésta es la aventura de Alicia. Cuando los sustantivos y los adjetivos son arrastrados por el puro devenir de los verbos los acontecimientos descuartizan al sujeto según esta doble dirección. Son dos lecturas simultáneas del tiempo.

Otra serie se llama “De los efectos de superficie” los estoicos distinguen dos clases de cosas: 1) los cuerpos y los estados de los cuerpos. En el límite hay una unidad de los cuerpos, es el tiempo único que es el presente. El presente vivo acompaña al acto, expresa y mide la acción del agente y la pasión del paciente. Todos los cuerpos son causas. 2) sus efectos son incorporales son atributos lógicos o dialécticos, son acontecimientos. Subsisten con un mínimo de ser, no son sustantivos ni adjetivos, son verbos.

 

Son dos lecturas del tiempo: el presente reabsorbe el pasado y el futuro, pero sólo el pasado y el futuro dividen hasta el infinito cada presente. Son dos lecturas simultáneas del tiempo.
Los estoicos distinguen dos planos del ser: uno profundo y real, la fuerza; por otra parte, el plano de los hechos que se juegan en la superficie del ser. La consecuencia es esencial, ahora lo ilimitado sube a la superficie, los simulacros dejan de ser estos rebeldes subterráneos, hacen valer sus efectos, son los fantasmas. El devenir ilimitado se vuelve el acontecimiento en cuanto tal, impasible, no es lo uno ni lo otro, sino el resultado de ambos a la vez: cortar-ser cortado.
Alicia en la primera parte busca los secretos de los acontecimientos en las profundidades de la tierra: pozos, madrigueras que se cavan. A medida que avanza cede a los movimientos laterales de deslizamiento.

Otra serie “De la proposición”. Hay tres dimensiones de la proposición. Los estoicos descubrieron una cuarta dimensión el sentido: es lo expresado de la proposición, este incorporal en la superficie de las cosas. Se lo infiere indirectamente de las otras categorías de la proposición. El sentido no existe fuera de lo expresado, él insiste y subsiste. Es atributo de la cosa, es el verbo. Es la frontera entre la proposición y las cosas, entre cuerpo y lenguaje. Sólo cortando la Banda de Moebius aparece el sentido, un fantasma alargado y desplegado.
Carroll instala toda su obra, las paradojas son las que remiten al sentido que la significación no resuelve.

Otro serie de paradojas se titula “De las dualidades”. La primera gran dualidad es la de las causas y los efectos, de las cosas corporales y los acontecimientos incorporales. Comer-ser comido, es el modelo de la operación de los cuerpos, la mezcla de las profundidades. Pero hablar es el atributo de los incorporales, es el movimiento de las superficies “¿qué es más grave, hablar de comida o comerse las palabras?” Alicia está atravesada por las pesadillas relativas a absorber o ser absorbida. “Estoy segura que esta no son verdaderas palabras” dice resumiendo el destino de aquel que habla de alimento. Pero comerse las palabras es lo inverso, se lo destituye de las profundidades para llevarlo a la superficie, los fantasmas de las superficies han sustituido a las alucinaciones de las profundidades, los sueños de deslizamiento acelerado a las pesadillas de hundimiento y absorción.
Los animales ceden su lugar a figuras de cartas sin espesor. Los acontecimientos son como los cristales no crecen sino por sus bordes, es a fuerza de deslizarse que se pasará del otro lado, todo está a lo largo del telón…, se trata de su repudio de la profundidad, descubriendo que todo ocurre en la frontera. Dice L. Carroll: superficie plana es el carácter de un discurso.

Así la niña ideal, incorporal y anoréxica; el niño ideal, tartamudo y zurdo debe desprenderse de sus imágenes reales, voraces, glotonas y torpes.
Hay otra dualidad entre la designación y el sentido, es el paso del espejo, lo que está de un lado no aparece del otro. Hay una palabra que sirve de conexión entre dos series divergentes, una palabra esotérica, un aliquid no identificable.

Quinta serie Del sentido es el paso de frontera entre cuerpo y lenguaje. No los mezcla ni los reúne, es la bisagra. Humpty Dumpty sentado en la frontera, en esa estrecha pared, dispone de ambos, amo impenetrable de la articulación de su diferencia.

El sentido contiene una serie de paradojas internas: de la regresión o la proliferación infinita, cuando designo algo supongo que el sentido está ya allí, uno se instala de golpe en el sentido. No digo el sentido de lo que digo, es mi impotencia pero a su vez este sentido es lo designado de una proposición previa. (Alicia en el encuentro con el caballero).
Paradoja del desdoblamiento estéril o de la reiteración seca: se trata de inmovilizar el deslizamiento, justo el tiempo de extraer esta fina película en el límite de las cosas y de las palabras: el sentido, este opera suspendiendo la afirmación y la negación. Es un no-ser, el sentido no existe sino que insiste. Extraído de la proposición el sentido es su doble evanescente: la sonrisa sin gato o la llama sin vela de Carroll. Las dos paradojas son alternativas o una o la otra… son la frontera. Y las dos paradojas son la forma del tartamudeo: la coreica y la tetánica, las dos reglas del poema.
Paradoja de la neutralidad: es el tercer estado de la ausencia,  el sentido es indiferente a los opuestos: existe o no existe, universal o particular, ni posible ni real, es fatal.
La última es del absurdo que no debe confundirse con el sinsentido. Los objetos imposibles: el círculo cuadrado, materia inextensa, montaña sin valle. Son el extra-ser, es un mínimo común a lo real, a lo posible y a lo imposible.

La sexta serie “Sobre la serialización”. Lewis Carroll es el explorador, el instaurador de un método serial en literatura. En él se encuentran varios métodos de desarrollos en series.
Alicia es la historia de una regresión oral: regresión en un sentido lógico, la síntesis subsume dos series heterogéneas de la oralidad, comer-hablar, cosas consumibles-sentidos expresables; una es significante, la otra significado. Hay un perpetuo deslizamiento de una sobre la otra, un desequilibrio entre ambas. La serie significante tiene un exceso sobre la otra que presenta un defecto. Esto debe ser orientado. Y hay un tercer elemento una instancia especial y paradójica. Por ejemplo “la carta” en el texto de Lacan, en su comentario sobre el relato de Poe. Esta instancia paradójica no deja de circular entre las dos series, es una instancia de dos caras. Es el espejo. Asegura la convergencia y la hace divergir sin cesar, falta a su lugar, falta a su propia semejanza, nunca está donde se la busca, como dice Jacques Lacan.
En la tienda de la oveja Alicia experimenta la complementariedad del “estante vacío” y de “la cosa brillante que siempre está encima”, del lugar sin ocupante y del ocupante sin lugar. Alicia observaba un estante para contar lo que había, este estante en particular estaba absolutamente vacío, mientras que los otros estaban llenos a reventar. La perseguía y siempre se encontraba en el estante superior al que ella miraba.

Serie séptima “De las palabras esotéricas”  Carroll usa de varias métodos de desarrollo de series: dos series de acontecimientos con pequeñas diferencias internas reguladas por un objeto extraño; dos series de acontecimientos con grandes diferencias internas aceleradas y reguladas por proposiciones o ruidos, onomatopeyas;  dos series de proposiciones con una fuerte disparidad regulada por una palabra esotérica (como Snark) esta es la casilla vacía misma, “la palabra blanca” según Carroll. Otro es la serie de gran ramificación regulada por la palabra-valija que contrae varias palabras y contiene varios sentidos. Se la descubre por la disyunción oculta.

Serie octava “De la estructura”. Levi-Strauss indica una paradoja análoga a la de Lacan, en forma de antinomia: dos series en desequilibrio perpetuo. Como dice el héroe de Cosmos siempre hay demasiados signos significantes. El significante es del orden del lenguaje y su modo de adquisición es el de darse todos a la vez, de un golpe, porque no existen independientemente de sus relaciones diferenciales, este ordena realidades previas y la serie del significado: lo conocido que está sometido al orden de “partes extra partes”. Entre ambas hay una inadecuación. Una estructura implica un registro de los acontecimientos ideales, es decir una historia que le es interior, no se puede por ello oponer estructura y acontecimientos. Su función es articular ambas series asegurar el paso de una distribución de singularidades a la otra y sobre todo asegurar la donación de sentido de una serie a la otra.

Otra “De lo Problemático”. ¿Qué es un acontecimiento ideal? Es una singularidad. Son puntos, collados, nudos, focos, centros: puntos de fusión, de condensación. No se confunden con la personalidad de quien se expresa en un discurso. Sus transformaciones forman una historia. El acontecimiento es en sí mismo problemático y problematizante. La propuesta de Deleuze es que se trata de problematizar los acontecimientos personales y por otra parte desarrollar como acontecimientos humanos las condiciones de un problema. Las singularidades determinan campos de problemas, hay un elemento paradójico que recorre las series, las hace resonar, comunicar y ramificar, ordena todas las continuaciones y transformaciones, todas las redistribuciones, es un punto aleatorio que corresponde a la casilla vacía.

Décima serie “Del juego ideal”. Carroll ubica un juego puro: no hay reglas preexistentes, cada tirada las inventa. Lleva en sí su propia regla. Las tiradas afirmando el azar y no cesa de ramificarlo en cada tirada. Sólo puede ser pensado como sin sentido, es el inconsciente puro. Sólo se produce en el pensamiento o el arte donde no hay sino victorias para los que han sabido jugar, es decir afirmar y ramificar el azar. ¿Qué va a ocurrir? ¿Qué acaba de ocurrir? es lo que tiene de angustioso el acontecimiento puro, que es algo que acaba de pasar, y que va a pasar, a la vez, nunca algo que pasa. La forma vacía y desenrollada del tiempo, subdivide hasta el infinito lo que le acecha sin habitarlo jamás. Es un juego que se juega en dos mesas a la vez, es la bisagra, es donde se traza su línea recta. Los estoicos llegan a aducir que los signos están siempre presentes, son signos de cosas presentes: aquel que está habiendo sido mortalmente herido. Esto es el secreto del acontecimiento: está en lo incorporal y no lo satura.

Otra serie es “Del Sinsentido”. Hay una palabra esotérica. Es palabra = x en la serie, a la vez cosa = x en la otra, y un tercer aspecto: la acción = x, en tanto las series comunican y resuenan es que forman una “historia embrollada”.
La palabra esotérica en la primera potencia dice lo que expresa, dice su propio sentido sin remitir a otra es por esto un sinsentido. Tiene por función comunicar una serie con otra. Va en contra de la ley de regresión que implica que el sentido de los nombres debe ser designado por otros nombres y que ningún conjunto puede contenerse como elemento, ni contener elementos de diferentes tipos, esto es la significación.
La segunda potencia es la palabra-valija (frumioso: fumante-furioso, furioso- fumante) cada parte virtual designa el sentido de la otra o expresa la otra parte que lo designa a la vez. Va en contra de la ley de disyunción que dice que un elemento no puede pertenecer a los subconjuntos que determina. Permite este sinsentido.
Las figuras del sinsentido son dos formas del absurdo definidas como “desprovistas de significación” y constituyendo paradojas. El sinsentido hace una donación de sentido, en la serie significante y en la serie del significado. Esto es lo que significa el non-sense. El sentido es siempre efecto de esta circulación del sinsentido y su perpetuo desplazamiento. Por lo tanto bajo la tachadura como bajo el velo se nos invita a reencontrar y restaurar el sentido. No es origen es siempre producto. Así Freud descubre el inconsciente y da sentidos producido desde el sinsentido.

Duodécima serie “Sobre la paradoja” de significación son esencialmente el conjunto anormal y el elemento rebelde. Es la doble aventura de Alicia: el devenir loco y el

nombre-perdido. La paradoja va en contra del sentido común y del buen sentido. Alicia fracasa en todas las pruebas del sentido común: la de la conciencia de sí como órgano ¿Quién es usted?, la identificación de objeto, el bosque que se hurta, la prueba de la memoria al recitar. El lenguaje parece imposible no teniendo objeto que designar ni sujeto que se exprese, pero es ahí donde alcanza su punto más alto la donación de sentido con la pasión de la paradoja. El Sombrerero y la Liebre de Marzo cada uno habitan en direcciones opuestas y se encuentran siempre juntos. Los dos locos desde el día que mataron el tiempo, destruyeron las medidas, las paradas y los reposos. Mataron el presente que no sobrevive más que en esta imagen del lirón. Ellos siempre atrasados y adelantados, nunca a la hora.
Mientras que Humpty Dumpty es el Señor del sentido, destruye el sentido común de modo que ninguna cualidad fija, ningún tiempo medible es identificable: en él se confunde el cuello y el talle, la corbata y el cinturón.

Serie “Del esquizofrénico y de la niña” Nada más frágil que la superficie, la amenaza es imperceptible pero bastan unos pocos pasos para percibir la falla y que toda la organización de la superficie desaparezca hundida en un orden primario terrible. El sinsentido ya no da el sentido, se lo ha comido todo, es la noche de una creación patológica que concierne a los cuerpos. El lenguaje de Antonin Artaud se enfrenta al de Lewis Carroll, siente que el lenguaje carrollineo es perverso, no ha sentido el verdadero problema del lenguaje de profundidad: problema esquizofrénico del sufrimiento, de la muerte y de la vida. Artaud lo dice: no hay más superficie, la superficie ha reventado, el cuerpo esquizofrénico es como una especie de cuerpo-colador. Freud subraya esta aptitud del esquizofrénico para captar la superficie y la piel como horadada por una infinitud de pequeños agujeros. La consecuencia es que el cuerpo entero no es más que profundidad, arrastra y atrapa todas las cosas a esa profundidad abierta. Todo es caja, alimento envasado y excremento. Cuerpo-colador, cuerpo-troceado, cuerpo-disociado son las tres primeras dimensiones del cuerpo esquizofrénico. Toda palabra es física y afecta directamente al cuerpo. No se trata de recuperar el sentido sino de destruir la palabra, conjurar el afecto o transformar la pasión dolorosa del cuerpo en acción triunfante, la instauración de las palabras-soplos, las palabras-grito donde los valores silábicos y literales son sustituidos por valores tónicos y no escritos, al que corresponde un cuerpo glorioso como nueva dimensión: un organismo sin partes, que actúa por insuflación, evaporación, inspiración, transmisión fluídica. El psicoanálisis es psicoanálisis del sentido. Es geográfico antes que histórico, dice Deleuze. Carroll sigue siendo el maestro o el agrimensor de las superficies en que se encuentra toda la lógica del sentido.

“De la doble Causalidad”. La fragilidad del sentido se debe a que es efecto de las causas corporales y sus mezclas y corre el riesgo de ser atrapado por su causa. Lo vieron bien los estoicos el acontecimiento está sometido a una doble causalidad que remite a la causa de los cuerpos y a la casi-causa que son los acontecimientos.

Serie “de las singularidades”  aparecen en las superficies: no ocurre lo mismo con el organismo este no cesa de recogerse en un espacio anterior y de expandirse en un espacio exterior. Las membranas llevan las potencialidades y regenera las polaridades: ponen en contacto el exterior y el interior, lo alto y lo bajo, sólo tiene valor en tanto superficie topológica de contacto. La aventura del sabio estoico es la destitución de las alturas y los abismos, una aventura de humos. El acontecimiento no es el objeto designado, sino como expresable nunca presente, siempre pasado o aún por venir, valedor de su propia ausencia, esa es su posición en tanto vacío como Acontecimiento puro. Los estoicos habían elaborado una teoría del Vacío, a la vez como extra-ser e insistencia.

“De la génesis estática ontológica”. El campo trascendental real está constituido por esta topología de superficie, por estas singularidades nómades, impersonales y pre-individuales. La primera etapa de la génesis consiste en cómo el individuo deriva fuera del campo. El complejo individuo-mundo-intraindividual define el primer nivel de efectuación  de la génesis estática donde unas singularidades se efectúan, es ser expresado a la vez en el mundo y en los individuos. Hay dos etapas de la génesis pasiva: primero desde las singularidades-acontecimientos se engendra un primer complejo en el que se efectúa Unwelt que organiza las singularidades en convergencia. Luego un segundo complejo: muy diferente, construido sobre el primero: welt común a varios mundos o a todos, éste es la operación del sinsentido y el primero del sentido. Vemos en el primero como se genera “el buen sentido” o sea una organización fija y sedentaria de las diferencias. Y del segundo cómo se forma el “sentido común” como función de identificación. El “buen sentido” y “el sentido común” están minados por el principio de producción y subvertidos desde dentro por la paradoja.

“De la génesis estática lógica”. Los individuos son proposiciones analíticas infinitas; infinitas en lo que expresan, pero finitas en su expresión clara, es su zona de expresión corporal. Los individuos y las personas son proposiciones ontológicas. Sin embargo un tercer elemento de la génesis ontológica, es decir, las clases múltiples y las propiedades variables que dependen de las personas no se encarnan en una tercera proposición ontológica sino que nos hace pasar a otro orden constituye la posibilidad de la proposición lógica en general. No hay continuidad entre ambas series sino un relevo, el sentido en su organización de puntos aleatorios y singulares, de problemas y preguntas, de series y de desplazamientos es doblemente generador: no sólo engendra la proposición lógica sino también los correlatos objetivos de una proposición que primero fueron proposiciones ontológicas, esto puede llevar al error, donde la proposición ontológica no se corresponda con la lógica.

“De las tres imágenes de filósofos”.  La imagen del filósofo tanto la popular como la científica parecen fijadas por el platonismo: la del filósofo en las nubes y la imagen científica según la cual el cielo del filósofo es un cielo inteligible que nos distrae de la tierra y de la que no comprende su ley. Todo ocurre en la altura. El idealismo es la enfermedad congénita del platonismo. La manía inspira a Platón y la dialéctica es la fuga de ideas. Nietzsche dudó de esta orientación en lo alto y considera que la degeneración y el extravío quizás comenzaron con Sócrates, para Nietzsche las profundidades encajonadas son la verdadera orientación de la filosofía, se trata de un pensamiento pero también de un lenguaje que es cuerpo. “Detrás de esta caverna (platónica) debe haber otra más profunda, un mundo más vasto, más extraño, más rico bajo la superficie, un abismo bajo todo fondo, más allá de todo fondo.” Esto Nietzsche lo consiguió al conquistar las superficies pero no se queda en ellas. Se alza una tercera imagen de filósofo y es a ellos que se aplica lo que dijera Nietzsche ¡Cuán profundos eran estos griegos a fuerza de ser superficiales! estos no son enteramente griegos esperan las cosas lateralmente, de los acontecimientos, del Este como decía Carroll que es de donde vienen las buenas cosas. Son los megáricos, los cínicos y los estoicos. No se trata de altura, ni de profundidad, tampoco de esencia sino, de superficie y de acontecimientos.  Ellos vuelven al mundo presocrático.

“Del humor”. Esta aventura del humor, esta doble destitución de la altura y de la profundidad en beneficio de la superficie es primeramente la aventura estoica pero también es la del Zen donde el bastón es el instrumento universal, el amo de las preguntas, y el mimo y la consumición son las respuestas. A través de las significaciones abolidas y las designaciones perdidas, el vacío es el lugar del sentido y del acontecimiento que se componen con su propio sinsentido, allí donde sólo el lugar tiene lugar. El vacío es el elemento paradójico y el sinsentido de superficie. Es una frontera, una superficie donde el lenguaje se hace posible. Ante la pregunta quién habla, es el individuo es el punto de partida y trampolín, pero también se encuentra en el final. La ironía clásica actúa como la instancia que asegura la coextensividad del ser y del individuo en el mundo de la representación. Lo trágico y la ironía dejan su sitio a un nuevo valor, el humor: es el arte de las superficies y los dobleces, las singularidades nómades y el punto aleatorio siempre desplazado, el arte de la génesis-estática, el savoir-faire del acontecimiento puro o la “cuarta persona del singular”.

Otra serie “Sobre el problema moral en los estoicos”. Los estoicos comparaban la filosofía con un huevo: la cáscara es la lógica, la clara es la moral, y la yema, justo en el centro, es la física.  Hay que imaginar un discípulo preguntando al maestro: ¿Qué es la moral, Oh maestro? entonces, el sabio saca un huevo duro de su manto doblado y señalándolo con su bastón (o bien, golpeando con su bastón al discípulo por lo cual éste comprende que debe contestarse él mismo). Y tomando el bastón rompe el huevo y parte de la clara quedará pegada a la cáscara y parte a la yema entre la cáscara lógica superficial y de la yema física profunda. ¿Acaso el maestro estoico no es Humpty Dumpty y la aventura del discípulo es la aventura de Alicia? Aventura de la profundidad de los cuerpos, de la moral de los cuerpos o moralidad de las palabras. El sabio estoico se identifica con la cuasi-causa: se instala en la superficie, en la línea recta que la atraviesa, en el punto aleatorio que traza. Es como el arquero, que debe alcanzar un punto y también lo no-apuntado que es el arquero mismo.

Vigesimoprimera serie “Del Acontecimiento”. Dudamos en llamar estoica a una manera concreta o poética de vivir, como si una doctrina no puede designar una relación más personal con  una herida. La herida que lleva profundamente en su cuerpo la aprende sin embargo como una verdad eterna como acontecimiento puro. “Mi herida – J. Bousquet- existía antes que yo; he nacido para encarnarla”. El estallido, el esplendor del acontecimiento, éste no es lo que sucede (accidente) está en lo que sucede, el puro expresado que nos hace señas y nos espera. La muerte lo que está en una relación extrema y definitiva conmigo y con mi cuerpo, dice M. Blanchot, lo que está fundado en mí pero a la vez lo que no tiene relación conmigo, lo incorporal y lo infinitivo, lo impersonal, lo que no está fundado sino en sí mismo.

“Porcelana y volcán”. “Finalmente, toda vida es un proceso de demolición”, esto dice Fitzgerald  en su obra maestra, se trata de una pareja que lo tiene todo para ser feliz y luego, algo sucede, y hace que se rompan como un vaso. La grieta está en la frontera, y se agranda bajo el golpe de lo que ocurre, en el crujido y el estallido que significa que se ha encarnado en la profundidad del cuerpo. ¿Cómo evitarlo? Si existe una grieta en la superficie como evitar que la vida profunda se convierta en una empresa de demolición. ¿Cómo salvarse salvando la superficie, y toda la organización de superficie, incluidos el lenguaje y la vida? La cuestión es saber si la grieta puede  evitar encarnarse, es solo una palabra hasta que el cuerpo se compromete con ella.

“Del Aión”  Dos lecturas del tiempo: Cronos donde sólo existe el presente y el presente es corporal y es el movimiento reglado de los presentes vastos y profundos. Pero de dónde saca su medida. Los estoicos dice de los dos tipos de mezcla, la mezcla blanca que extendiéndose se conserva y la mezcla negra y confusa que altera. El devenir puro y desmesurado de las cualidades amenaza desde el interior el orden de los cuerpos cualificados. Los cuerpos han perdido su medida y son solo simulacros. Cronos quiere morir, pero esto mismo ¿no es pasar a otra lectura? Según Aión únicamente el pasado y el futuro insisten y subsisten no que son absorbidos por el presente sino que lo subdividen en los dos sentidos a la vez. O mejor, es el instante sin espesor y sin extensión quien subdivide cada presente en pasado y futuro. Este efecto de superficie funda el lenguaje, que es posible gracias a la frontera que separa de las cosas, de los cuerpos y no menos de quienes hablan.

“De la comunicación de los acontecimientos” Una de las mayores audacias del pensamiento estoico es la ruptura de la relación causal: las causas se remiten en profundidad a una unidad que le es propia y los efectos mantiene en la superficie relaciones específicas. El destino es la unidad de las causas físicas pero los efectos incorporales son efectos de estas causas pero difieren de las mismas entran en una cuasi-causalidad entre ellos y les asegura una independencia respecto de la necesidad. Hay un eterno retorno del que hablaba Borges, no es el retorno circular monocentrado en Cronos, sino el retorno de los acontecimientos puros que el instante desplazado sobre la línea no deja de subdividir en ya pasados y aún por venir.

“De la univocidad”. Puro decir y puro acontecimiento, la univocidad pone en contacto la superficie interior del lenguaje (insistencia)  con la superficie exterior del ser (extra-ser). El ser unívoco insiste en el lenguaje, ni activo, ni pasivo, el ser unívoco es neutro. Tiene tres dimensiones: un solo acontecimiento para todos; uno solo y mismo aliquid para lo que pasa y se dice; un solo y mismo ser para lo imposible, lo posible y lo real.

Serie “Del lenguaje”. Los acontecimientos hacen posible el lenguaje pero no significa que lo hacen comenzar. Se empieza siempre en el orden del habla, de golpe y no del lenguaje. El acontecimiento no es nada de eso, no habla como tampoco se habla de él ni se dice. Y sin embargo pertenece al lenguaje, que no existe fuera de las proposiciones que lo expresan. Lo que hace posible el lenguaje es que se separen las cualidades sonoras de las cosas, los organiza en proposiciones, los libera para la función expresiva. El verbo es lo que expresa el acontecimiento es un proceso de reacción interior al lenguaje, envuelve la temporalidad interna de la lengua, constituye el anillo de la proposición llevando la significación sobre la designación, y el semantema sobre el fonema. Encierra dos tiempos: el presente que cierra el círculo sobre un designado de la proposición; y el infinitivo que señala su relación con el acontecimiento.

Otra es “De la oralidad”. Nos hallamos ante una última tarea: trazar de nuevo la historia que libera los sonidos, los hace independiente de los cuerpos. Como hablar se desprende efectivamente de comer, como se produce la superficie misma, como el acontecimiento incorporal resulta de los estados de cuerpos. La oralidad se prolonga de modo natural en el canibalismo y una analidad. Este mundo de los objetos parciales introyectados, proyectados. La profundidad es ruidosa: crujidos, chirridos, rechinamientos, chisporroteos, explosiones, los ruidos estallados de los objetos internos, pero también los gritos-soplos inarticulados del cuerpo sin órganos que le responden, todo esto da cuenta de un sistema sonoro oral-anal. Hablar será esculpido en comer y cagar. Hay una Voz que se extrae de esos ruidos, es el objeto perdido; una voz que habla y viene desde lo alto; Freud insistía en la voz del Superyó: esta voz dispone de todas las dimensiones del lenguaje: designa, significa y manifiesta, sin poder hacer captable todavía el principio de organización, permanecemos fuera del sentido en un pre-sentido. Prohíbe sin que se sepa qué prohíbe, puesto que sólo se sabrá por la sanción. Esta es la paradoja de la voz: tiene las dimensiones del lenguaje sin tener su condición, espera el acontecimiento que hará de ella un lenguaje. Continuamente revivimos en sueños cómo los ruidos que llegan al durmiente se organizan en voz presta a despertarlo.

Otra serie “De la sexualidad”. Las zonas (erógenas) son datos de superficie y su organización implica la constitución de una tercera dimensión que no es la profundidad ni la altura. El falo, en el Edipo es pacificador, es la reja del arado en la fina superficie fértil, traza una línea en la superficie. Esta línea enlaza a todas las zonas erógenas entre sí, el niño prosigue la constitución de una superficie sobre su propio cuerpo y la integración de las zonas, gracias al privilegio bien sentado de la zona genital.

“Las buenas intenciones son forzosamente castigadas”. ¿Por qué las buenas intenciones de Edipo y de Hércules se vuelven contra él? a causa de lo delicado de la empresa y de la fragilidad de las superficies. Las superficies tienen un rol decisivo en la constitución del Yo, Freud lo muestra en el sistema percepción-conciencia que está colocado en la membrana  que se forma en la superficie de la bola protoplasmática, se forma el narcisismo primario. Que está localizado primeramente en la profundidad en el cuerpo sin órganos. Su independencia la conquista en el autoerotismo con las superficies parciales y todos los pequeños yos que la frecuentan. El problema es el enlace de su propio enlace cuando la libido como energía superficial lo carga con el narcisismo secundario cuando enlace fálico de las superficies se acompaña con las operaciones calificadas de edípicas.

Trigésima serie “Del fantasma”. El fantasma tiene tres caracteres: 1- no representan una acción ni una pasión es el resultado de ellas, es decir un puro acontecimiento, ¿son reales o imaginarios? La distinción no está allí sino entre el acontecimiento como tal y el  estado de cosas corporales que lo provocan. Por esto Freud tiene razón cuando sostiene los derechos de la realidad en la producción de fantasmas  en el momento mismo en que reconoce que son productos que rebasan la realidad. Pertenece a una superficie ideal. Ni activos, ni pasivos, ni externos, ni imaginarios ni reales, tienen sin duda la impasibilidad y la idealidad del acontecimiento. Tótem y tabú es la gran teoría del acontecimiento y el psicoanálisis en general la ciencia de los acontecimientos, el acontecimiento es el sentido mismo. Crimen perfecto… verdad eterna… esplendor regio del acontecimiento… cada uno de los cuales comunica con todos los demás en las variantes de un solo y mismo fantasma, haciéndonos hijos de él mismo. 2- el lugar del Yo. Es cierto que el fantasma nace del yo fálico del narcisismo secundario, pero el fantasma originario se caracteriza por una ausencia de subjetivación que va a la par con el sujeto en la escena. Por ejemplo en “Pegan a un niño”, la individualidad del yo se confunde con el acontecimiento mismo, con el riesgo de que sea captado como otro individuo o serie de individuos por lo que pasa el yo disuelto, es así inseparable de las tiradas de dado y las célebres transformaciones gramaticales señalan la apropiación de singularidades repartidas en disyunciones. 3- hemos de concebir un infinitivo puro que todavía no está atrapado en el juego de las determinaciones gramaticales. Es a partir de este infinitivo puro no determinado que se engendran las voces, modos, tiempo y personas y hacen a una combinatoria variable que constituyen una solución para un problema: el del nacimiento, de la diferencia de los sexos, de la muerte…

Trigésima primera serie “Del pensamiento”.  Ahora Deleuze se plantea hacia dónde va el fantasma, hacia dónde lleva su comienzo, nada hay tan finalizado como el fantasma, nada se finaliza tanto. Su comienzo es por una herida narcisista o trazado de la castración, es la castración  que transforma la energía sexualizada en desexualizadas y constituye la segunda pantalla, superficie cerebral o metafísica donde el fantasma va a desarrollarse. Hay pues un salto: el trazado de la castración como surco mortal se convierte en grieta del pensamiento que señala la impotencia del pensar pero también la línea donde el pensamiento carga su nueva superficie. La fórmula del fantasma es: de la pareja sexuada al pensamiento por intermedio de la castración. Tiene como propiedades topológicas poner en contacto lo interior y lo exterior para desplegarlo en un solo lado. Por esta razón es el lugar del eterno retorno. ¿En qué consiste su metamorfosis? Los acontecimientos puros son resultados de segundo grado, es así cada vez que ha desprendido un verbo orgulloso y brillante, distinto de las cosas y sus estados, como verdear distinto del árbol y del verde, se trata de desprender el infinitivo. La castración tiene una situación muy particular entre aquello de lo que resulta y aquello que hace comenzar. Como con la muerte el yo narcisista la mira por los dos lados como lo dice M. Blanchot: la muerte personal que entrega al yo a las pulsiones destructoras de la profundidad tanto como de los golpes del exterior; pero también la muerte impersonal e infinitiva que distancia al yo y lo obliga a soltar las singularidades que retenía, lo eleva hasta el instinto de muerte sobre la otra superficie donde “se” muere, donde ni se deja ni se acaba de morir. De qué lado va a desplegarse todo: lugar de la especie y de la humanidad toda: el de la boca y del cerebro. La boca no es sólo, en tanto zona oral superficial, sino también en tanto profundidad como boca-ano, cloaca que introyecta y proyecta todos los pedazos; el cerebro en tanto superficie invisible, incorporal donde se inscriben y simbolizan. Solo la victoria del cerebro libera la boca para hablar, la libera de los alimentos excremenciales y de las voces retiradas, y la alimenta de una vez con todas las palabras posibles.

“Sobre las diferentes clases de series”. Las series comienzan con la sexualidad, la forma serial es una organización de superficie. Hay clases de series diferentes. En primer lugar, las zonas erógenas en la sexualidad pre-genital: cada una forma una serie que converge alrededor del orificio rodeado de mucosa. Está la serie de las imágenes, proyectada sobre las zona, es decir, de los objetos susceptibles de asegurar a la zona una satisfacción autoerótica (el caramelo cuya superficie se multiplica por masticación o el chicle por estiramiento) y según su alejamiento respecto de los objetos primitivos. Es una serie simple, homogénea, da lugar a una síntesis de sucesión que como tal puede contraerse y que constituye una simple conexión. En segundo lugar, el enlace fálico de las zonas erógenas viene a complicar las series, esta zona también tiene su propia serie, se continúan unos en otras y convergen alrededor del falo. En tercer lugar se complica porque esta serie  se acompaña de la remisión a las imágenes parentales: hay series alternas madre, padre y series homogéneas: madre herida, madre reparada, castrada, castrante; serie padre retirado, evocado, matado y matador. La acción de una serie en la otra produce una resonancia: el fantasma. El Acontecimiento sólo se desprende de la resonancia en el fantasma. Lo esencial es la resonancia de las dos series independientes, temporalmente disjuntas, que dan lugar a una síntesis disyunta. La tercera se revela como la verdad y el destino de las otras dos. El falo es ese elemento que muestra el exceso y el defecto, él es el elemento paradójico = x, que falta siempre a su propio lugar, como lo ha mostrado en textos célebres Jacques Lacan. Es él que en tanto sinsentido, dona sentido a las dos series: sobreviene en una e insiste en la otra. En una como significado y en otra como significante. Lacan renovó completamente las relaciones de la sexualidad y el lenguaje. Así uno de sus discípulos Robert Pujol dice que el niño llega a un lenguaje preexistente que no puede comprender, quizás capta, a la inversa, lo que nosotros no podemos captar: las relaciones fonemáticas, las relaciones diferenciales de los fonemas. Principalmente distinciones fonemáticas de la lengua materna. Serge Leclaire propone una tesis interesante: una zona erógena, un movimiento libidinal llega a la superficie y es marcada por una “letra”, no hay dominio del lenguaje y menos hay posesión de la escritura. Se trata de una diferencia fonemática en relación con una diferencia de intensidad que caracteriza la zona erógena.
¿Siendo el fonema un haz de rasgos distintivos o de relaciones diferenciales, cada zona sería esos rasgos que la determinan en relación con otra zona? Entonces se podría construir un nuevo blasón del cuerpo fundado en la fonología: la zona oral gozaría necesariamente de un privilegio esencial, en tanto el niño haría un aprendizaje activo de los fonemas a la vez que los extraería de la voz. La zona oral conseguiría un progreso en el lenguaje cuando hay una integración global de las zonas; lo que los lingüistas llaman “concatenación de entidades sucesivas”. Aquí entra el falo como su imagen es la que hace la convergencia de estas letras en la superficie, es un morfema o elemento de construcción gramatical. Sólo después toma la palabra esotérica otro valor, otra función: al formar la conjunción, las series que entran en resonancia una con otra, series divergentes e independientes. La nueva serie corresponde al tercer aspecto de la posición sexual, con el desarrollo del Edipo, el complejo de castración y la transformación concomitante del falo convertido en objeto = x. Ahí surge la palabra-valija la síntesis disyuntiva. La palabra- valija juega el papel de semantema, conforme a la tesis de Lacan, según la cual el falo del Edipo es un significante que no anima la serie correspondiente sin sobrevenir a la serie precedente, que “condiciona los efectos de significado por su presencia “de significante”. Por la posición sexual de superficie se pasa de la voz a la palabra. Tampoco estamos en el dominio del sentido. El sinsentido guarda su secreto en él y la manera real en que produce el sentido. Conforme a Freud no hay nada cuyo sentido no sea también sexual. Pero hay que esperar esta otra superficie para que la sexualidad se haga su concomitante, co-sentido del sentido y pueda decirse “por doquier”, “desde siempre”, “verdad a eternizar”.

“De las aventuras de Alicia”. Encontramos en Carroll los tres tipos de palabras. En “Alicia a través del espejo” está más desarrollada la última serie. Alicia capta el espejo como superficie pura, continuidad del adentro y el afuera, del derecho y del revés, donde se despliega el Jabberwocky en los dos sentidos a la vez. Alicia entra en el juego y quiere convertirse en reina. Se ve como pasa de la voz única a las palabras múltiples: ¿cuánto hay que pagar? ¿Cuánto hay que poder pagar para hablar? 

 

El psicoanálisis y los artistas pueden anudar su encuentro. Los artistas son ellos mismos sorprendentes diagnosticadores, son clínicos de la civilización; aún más parece que la evaluación del síntoma no puede hacerse más que en una novela. Así el neurótico se construye su novela familiar. Con el genio de Freud, no es el complejo quien nos ilustra sobre Edipo y Hamlet, sino que Edipo y Hamlet son quienes nos ilustran del complejo.
El neurótico no puede más que efectuar los términos y la historia de su novela: los síntomas son esta efectuación misma. Por el contrario, extraer de los síntomas lo efectuable del acontecimiento puro -como dice M. Blanchot, elevar lo visible a lo invisible-, llevar acciones y pasiones cotidianas como comer, cagar, hablar, morir, hasta su atributo noemático este es el objeto de la novela como obra de arte. Que la carga especulativa sustituya a la regresión psíquica. Lo que no impide que la carga especulativa se aplique a un objeto sexual: ¿qué es una niña?; y toda una obra, no para contestar a una pregunta, sino para evocar y componer el único acontecimiento que hace de ella una pregunta. El artista no es sólo el enfermo y el médico de la civilización: es también su perverso.
Sobre este proceso de desexualización… sobre este salto de una superficie a otra… aparece su potencia en Lewis Carroll: la fuerza con que las series de base son desexualizadas y a su vez la fuerza con que es mantenido el objeto sexual, la niña. El misterio está en este salto, de una superficie a la otra, y en lo que se convierte la primera sobrevolada por la segunda. Del tablero de ajedrez al diagrama lógico. O bien, de la superficie sensible de la placa ultrasensible, es en este salto es donde Carroll, gran fotógrafo, experimenta un placer que se puede suponer perverso, y que confiesa inocentemente, (como dice a Amelia en una “irresistible excitación…: Acercarme a usted por un negativo… Amelia, tú eres mía”).

Trigésima cuarta serie “Del orden primario y de la organización secundaria”. Si el fantasma se construye sobre dos series sexuales divergentes, estas series de base es el comienzo extrínseco, pero está el comienzo intrínseco que es la resonancia misma del fantasma, donde se borra y barre las series de base, este movimiento forzado es el instinto de muerte. Este establece una relación no entre las series sexualizadas de base sino entre dos series más amplias: comer y pensar. El fantasma necesita de estas cuatro series. Si en esa lucha gana la serie metafísica se inscribe el verbo en esta superficie, acontecimiento glorioso, lo que Carroll llama Impenetrabilidad o Radiancy. El verbo es silencioso, mientras que Eros es sonoro y el instinto de muerte silencioso. El sinsentido entonces, es el punto cero del pensamiento, el punto aleatorio de la energía desexualizadas. Instinto puntual de la muerte; el Aión o la forma vacía. Grieta cerebral en cuyo borde aparece el Acontecimiento. Atrapado en las redes del lenguaje, existe un co-sistema de la sexualidad que imita el sentido y su organización; simulacro para un fantasma.  Deleuze vuelve a diferenciar sátira, ironía y humor. Hay que imaginar un tercio estoico, un tercio Zen, un tercio Carroll: masturbándose con una mano y escribiendo en la arena con la otra, pasando la energía de la sexualidad a lo asexual puro sin dejar por ello de preguntarse ¿Qué es una niña? Y solo la obra de arte puede responderla. Como Bloom en la playa…
Resumiendo lo que nos plantea, termina estas paradojas diciendo: Considerando entonces el perpetuo entrelazamiento que constituye la lógica del sentido, parece que la ordenación final retoma la voz de lo alto del proceso primario, y que la organización secundaria de superficie retoma algo de los ruidos más profundos, bloques y elementos de una Univocidad del sentido, breve instante para una poesía sin figuras. Que no otra cosa puede la obra de arte, sino retomar siempre el camino que va de los ruidos a la voz, de la voz a la palabra, de la palabra al verbo, construir este Müsik für ein Haus, para encontrar en ella siempre la independencia de los sonidos y fijar allí esta fulguración de lo unívoco, acontecimiento recubierto demasiado rápidamente por la trivialidad cotidiana o, por el contrario, por el sufrimiento de la locura.

(*) Gilles Deleuze Filósofo francés contemporáneo cuyo pensamiento se inscribió inicialmente en el movimiento estructuralista y en las llamadas filosofías de la muerte del sujeto, aunque su pensamiento, creador e iconoclasta, es inclasificable. De él dijo Michel Foucault que era “el único espíritu filosófico de Francia”, y que el siglo XX sería deleuziano. Estudió filosofía con F. Alquié, G. Canguilhem, M. Merleau-Ponty y J. Hyppolite en la Sorbona. Ejerció como profesor de filosofía en varias ciudades de provincias, y posteriormente simultaneó su docencia en París y en Lyon.
Desde 1969 fue profesor de filosofía en la universidad París VIII – Vincennes, hasta su jubilación en 1987, fecha en la que pasó a ser profesor emérito. Una de sus últimas actividades fue la de colaborar con la cadena de televisión ARTE narrando su visión del mundo a partir del abecedario. Afectado por una grave insuficiencia respiratoria, se suicidó el sábado 4 de noviembre de 1995 lanzándose por la ventana de su apartamento de la avenida de Niel en París. Esta muerte trágica se suma a la muerte de Foucault (que murió en 1984 víctima del sida), al suicidio de Guy Debord y de Nikos Poulantzas y a la muerte de Althusser (murió en 1990 ingresado en un psiquiátrico después de haber asesinado a su mujer), y cierra un sombrío destino de la llamada escuela de París de los años 60-80.
Según Deleuze, la tarea de la filosofía actual es la de pensar las condiciones que hacen posible la aparición de las nociones mismas de ser y de sujeto que están en la base de la filosofía moderna, la cual, a su vez, surgió por la necesidad de fundamentar el ser en el sujeto debido al fin de las metafísicas del ser que se produjo al final de la Edad Media. Esta investigación sobre la aparición de las características de la modernidad entendidas a partir de la aparición de la noción de sujeto, Deleuze la comparte con autores como Foucault, por ejemplo, y la efectúa bajo la inspiración de Nietzsche (y, en parte, de Heidegger, aunque Deleuze considera que el pensamiento heideggeriano sobre la diferencia ontológica es un retroceso respecto de Nietzsche). Se trata de mostrar que hay un fundamento anterior al ser y al sujeto, y al ser como sujeto. Se trata, pues, de deconstruir (aunque esta terminología no es deleuziana) la subjetividad y criticar la idea según la cual el sujeto y su representación son el punto de partida y el fundamento. Con ello aborda una nueva forma de pensar, en tanto que se trata de pensar lo no-pensado y velado por la lógica de la identidad.

Textos de Lewis Carroll:

“Alicia en el país de las maravillas”: http://www.guiascostarica.com/alicia/a1/index.html

“Alicia a través del espejo”: http://www.guiascostarica.com/alicia/a2/