LO INGRATO DE LO VIVIDO COMO PRIMER MOMENTO DE UN PENSAMIENTO CREADOR: DEL REAL AL SIMBÓLICO

LO INGRATO DE LO VIVIDO COMO PRIMER MOMENTO DE UN PENSAMIENTO CREADOR: DEL REAL AL SIMBÓLICO

LOS SUEÑOS.

“LO INGRATO DE LO VIVIDO COMO PRIMER MOMENTO

DE UN PENSAMIENTO CREADOR: DEL REAL AL SIMBÓLICO

Silvia Pólvera (*)

Lacan en el seminario II ” El Yo en la Teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica” recorre el pensamiento Freudiano, mostrando las dificultades con las que se encuentra en su teorización como él mismo lo muestra en la carta 138, escrita a Fliess: ”En lo que se refiere a los grandes problemas aún no hay nada decidido. Todo es vacilante, impreciso, un infierno intelectual, cenizas superpuestas y en las tenebrosas profundidades se distingue la silueta de Lucifer-Amor.”  Relato que parece estar animado por una inquietante pulsación imaginaria y al mismo tiempo por una imagen ígnea  que parece encarnar la dimensión angustiante de lo vivido por Freud en el momento decisivo, dice Lacan,  en que era descubierta la función del inconsciente.

Para seguir este  recorrido Lacan toma los cuatro esquemas elaborados por Freud para dar cuenta del funcionamiento psíquico, el sueño de la inyección de Irma y el análisis que Freud realiza del mismo.

Dirá Lacan”: Está descubriendo genialmente un camino nuevo.”Este sueño se inserta ya en el proceso de su descubrimiento, adquiriendo un doble sentido, ya no es únicamente un objeto que Freud descifra, sino también la palabra de Freud, quien está buscando la clave del sueño, de la neurosis, de la cura.

Freud sabía que los sueños de sus pacientes tenían un sentido de realización de deseo y lo aplica a sí mismo. Por serle muy claros los acontecimientos de la víspera a los que se anuda el sueño, decide: ” …Para averiguar el significado de todo eso tengo que resolverme a un análisis en profundidad”.

Sobre los acontecimientos relata haber tratado a una joven señora amiga de él y de su familia, tratamiento que fue interrumpido con un éxito parcial. Comenta que habiendo recibido la visita de su amigo y colega Otto, quien la conocía y había visto, le pregunta sobre su estado, recibiendo esta respuesta: ” Está mejor, pero no del todo bien”.  Dice Freud que las palabras y el tono en que esto fue dicho lo irritaron ya que creyó entender un reproche y aclara que “…esa sensación penosa no fue clara para mí, ni la exprese en modo alguno. Esa misma tarde redacté la historia clínica de Irma…a modo de justificación”. Esa noche él tuvo el sueño.

En el texto del mismo Freud entra en dialogo con su paciente Irma, reprochándole no haber aceptado “ la solución”, ella le hace saber de sus dolores y  de su “sofocación”, palabra vivamente expresiva.

La lleva hacia la ventana y le hace abrir la boca, no sin resistencia de su parte.

Las primeras asociaciones de Freud giran alrededor de esta resistencia y ponen de relieve que Irma no es la única en juego, abriendo todas las formas de espejismo imaginario de cómo se presenta aquí, la mujer.

El entiende que la paciente resiste, Lacan dirá que sin esa fulguración  del yo, sin ese calentamiento, sería imposible captar el inconsciente.

Este nivel imaginario es donde se juega la relación narcisista con el otro, donde se constituye  el  mundo de los objetos y el yo, cuya estructura imaginaria se efectúa alrededor de la imagen especular del cuerpo propio, de la imagen del otro.

El yo, dirá Freud, es la suma de las identificaciones del sujeto. Las asociaciones que surgen en esta 1º parte se insertan en ese punto de lo desconocido que Freud llama ombligo del sueño, un punto inasequible, punto de surgimiento de la relación del sujeto con lo simbólico.

Se trata de saber, dice Lacan, cuales son los órganos que están involucrados, que entran en juego en esta relación narcisista

Retomando el sueño, Freud dirá: Por fin abre bien la boca y veo a la derecha una gran mancha blanca, escaras grisáceas cuya forma recuerda la de los cornetes de la nariz.

Todo se mezcla en esa imagen, desde la boca hasta  el órgano sexual femenino del que sale toda vida, pasando por la nariz operada   y la imagen de la muerte en la que todo acaba terminando. Aparición angustiante de lo Real último sin mediación posible, del objeto esencial ya que no es un objeto sino algo ante lo cual todas las palabras se detienen, el objeto de la angustia por excelencia.

Lacan dirá que a esta revelación llega Freud en su necesidad de ver, de saber, expresada hasta entonces en el diálogo del ego con el objeto. Debería despertar. No lo hace porque a partir de ese momento Freud ya no cuenta, sujeto acéfalo, sin ego, pide ayuda a distintos personajes porque ya no entiende nada de lo que ve. Aparece una tríada que establece alrededor de Irma un diálogo sin ton ni son.

El 2º grupo de asociaciones nos muestran la verdadera significación del sueño porque estos personajes están en función de sus identificaciones fundantes, mostrándose aquí una tríada muy distinta a la primera, que juega con la palabra decisiva, judicativa, con la ley, con aquello que atormenta a Freud bajo la forma ¿Tengo razón o estoy equivocado? ¿Dónde está la verdad? ¿Cuál es la solución del problema?

Es Freud quien habla por intermedio de este sueño y parece estar diciendo algo que es al mismo tiempo él y ya no lo es, y agrega Lacan a lo dicho: “Soy aquel que quiere ser perdonado por haber osado empezar a curar a estos enfermos,….porque siempre es ser culpable transgredir un límite hasta entonces impuesto a la actividad humana. En mi lugar están todos los demás…ya no soy nada. Mi ambición fue superior a mí…quise ser, yo, el creador, no soy el creador. El creador es alguien superior a mí. Es mi inconsciente, esa palabra que habla en mí, más allá de mí”

A Freud ,del sueño solo le interesa  el elemento semántico, un mensaje como discurso interrumpido que insiste en pasar, el sueño  quiere decir, lo que quiere decirle a alguien ¿Quién es ese alguien? Todo el problema está ahí. Desea hacer pasar un cierta palabra que está en el sujeto   sin ser la palabra del sujeto.

(*) Trabajo publicado en el períodico El Otro