En la experiencia de la transferencia: la economía de goce

En la experiencia de la transferencia: la economía de goce

CLINICA PSICOANALITICA.

EN LA EXPERIENCIA DE LA TRANSFERENCIA:

LA ECONOMÍA DE GOCE
EL SUJETO SUPUESTO SABER

Olga M. de Santesteban

Es alrededor de la experiencia de la transferencia que quisiera articular alguna de las dimensiones que la expresan y que han permitido organizar sobre nuevos significantes la entrada en análisis y los tiempos lógicos de su entrevista preliminar, marcando de una manera inédita el deseo del analista.
Recorreré los ejes que nos permiten situar el fenómeno y que han constituído un avance lacaniano para situar el lugar de la invención y el descubrimiento freudiano.
La experiencia de la transferencia comprende:

* La transferencia como movimiento que se inicia con la vacilación fantasmática causada por un objeto, el objeto causa del deseo que se dirige al analista para presentar su demanda, la que suscita el goce del síntoma, la que impulsa a que surja una demanda de interpretación que tiende a configurar un campo de saber.
La posibilidad de marcar el tiempo y la constelación en que se produjo la demanda se torna fundamental por 2 razones:

– El tiempo de vacilación fantasmática es crucial para orientarnos en los efectos de esta vacilación ó bien si se trata de una psicosis, será el tiempo del desencadenamiento, para ver de qué manera la causa del deseo en la economía de goce, se altera y cual es la posición frente a la falta,  lo que nos permite situar esa relación de juego y de riesgo, en que se apoya la apuesta, donde reside la función del objeto a.
– Tiempo también para situar las condiciones en que se ha producido el cambio de vínculo social que implica la presentación de la demanda de análisis, esto es, un cambio o un desplazamiento del lugar del goce, lo que supone una relación nueva con el orden del discurso. Esto nos ofrece una nueva forma de sujección, una verdadera invención que situamos como un nuevo amor, en cuyo centro se encuentra su interrogante más crucial, el que concierne a su posición como sujeto sexuado.

*  Situar la demanda como expresión del mundo pulsional en el tiempo de la confrontación de cuerpos o del encuentro de cuerpos.
La demanda se presenta como esa apuesta del analizante a una verdadera invención de su historia de sujeto, al sujeto que habita en él y a las formas de su deseo captadas en las condiciones en que opera el goce.
Un verdadero avance fue pensar que frente a la demanda, le toca al analista responder… y que esa respuesta suponía un verdadero encuentro dado por la dimensión de que se restituye a través de un dicho el sentido profundamente inconsciente de esa demanda.
Que un dicho instituya o produzca un acontecimiento, nos coloca en el centro mismo de la aventura freudiana… pero que estemos allí implicados como sustancia gozante, para maniobrar el lenguaje como aparato de goce y sumergirnos en la tarea de desanudar el síntoma y situar esa fantasía enigmática en la que el sujeto esta atrapado, para relanzar el deseo, constituye una aventura lacaniana que nos fue posible al abrir la red significante al juego sutil de hacer surgir el amor, la pasión, el deseo. Ese juego marca –quizas- la novedad mas importante en la historia del pensamiento, al hacer surgir del lado del analizante el amor de transferencia y del lado del analista la elisión del amor/odio para producir en acto el don de un deseo que nos permita un reflorecimiento del amor en tanto que “l’(a)MUR “[“el (a)MOR], esto es, la relación que producimos en el seno mismo del amor y su límite, el objeto a y su muro…
Hay en Jacques Lacan una verdadera invención al incitar al analista a no retroceder y constituir ese 1 x 1 como experiencia única, pasional, enmarcada por el amor y el deseo.

* La transferencia es suposición de saber dirigida a la posición del analista. Saber a producir.
Si la transferencia era la puesta a prueba de los efectos de saber… un nuevo avance lacaniano será vivir la experiencia de la transferencia articulada en los términos que fue diagramando la repetición, velada, opaca, escurridiza, potente, pulsional, pasional… organizada alrededor del síntoma, un saber no supuesto, sino una trama que nos da el anudamiento entre sexualidad y muerte. Si el saber es a producir… lo que acompaña este movimiento es la economía de goce que lo sostiene. En esa economía de goce el cifrado en que consiste el inconsciente, se expresa en la insistencia de la letra con que insiste el  goce…
Así, saber a producir, pero también un saber que se puede amar… pero esto, la transferencia frente al deseo del analista se presenta para poner en acto otro supuesto que supone cercar las posiciones del deseo, para despejar en la repetición la cifra de un goce.

* La transferencia como puesta en acto de la economía de goce, como refugio a la cuestión del ser, nos revela en la angustia, en la obscenidad y en la segregación la presencia de un real en juego donde el sujeto esta cernido, interesado en lo más íntimo de sí mismo y donde “adquiere” la medida o el punto preciso en que se falta de sí mismo, en que el extrañamiento y lo siniestro velan ese sí mismo perdido y re-encontrado en la invención del amor. Por todo esto la transferencia es la escena donde se produce el pasaje del goce al inconsciente.
Alojar el goce en el saber implica escribir las condiciones en que opera el residuo de goce y desenmascarar a través de los semblant, las máscaras con que se revela el objeto causa del deseo.

* La transferencia tiene como soporte y pivote el sujeto supuesto al saber.
La equivocación del sujeto supuesto al saber: “Se presentaba como crucial establecer la equivocación esencial del sujeto en la teoría. Una teoría que incluye una falta, que debe volverse a encontrar en todos los niveles; inscribirse aquí como indeterminación, allí como certeza y formar el nudo de lo ininterpretable.”
Pero este proceso transcurre en el marco de la economía de goce que nos ofrece su cifrado de goce… así entre la demanda del analizante, la que presenta y mueve el goce del síntoma y el surgimiento del sujeto supuesto al saber, se nos ofrece lo que va a producir el surgimiento de un nuevo lazo social. Este nuevo lazo social se apoya enteramente en el “estilo” en que el analista llega a recomponer el sentido profundamente inconsciente de esa demanda. Y esto le otorga valor de acontecimiento al articular el cifrado de un goce.
Ese cifrado de goce presentará sus máscaras al recorrer los momentos fundamentales de corte y separación donde se revelará la historia de las pérdidas y los duelos que provocaron.
Sumergir el objeto a en otro contexto, medir el espacio que deja libre al producir este desplazamiento es un volver varias veces a recorrer el circuito de la repetición, con el verdadero escándalo de obscenidad y segregación que se introduce a la transferencia.
Transferencia que soporta todo lo de real que se pueda anudar, en el nudo que forman el goce, el cuerpo, la muerte, articulados o entretejidos en ese impasse inverificable del sexo. Pasar y cercar estas relaciones son inherentes a la verdad que ha descubierto el Psicoanálisis en el amor del saber, si la transferencia se prueba, como el lugar que revela la verdad del amor… verdad aquí quiere decir, su borde con el horror…
Pero ese volver a echar en el agujero de la castración cada uno de los objetos, es un volver a re-encontrar la causa del deseo y creo que constituye el avance mayor que el discurso analítico esta procesando, como teoría, como puesta en práctica de una experiencia, como intento de formalizar una experiencia para su transmisión.
Así la experiencia de la transferencia compuesta por estos diferentes niveles forman un nudo que se despliega en el comienzo, cuando se produce el encuentro entre los cuerpos, donde el analista conduce esa transferencia para que tome la forma de un verdadero acontecimiento, el que marca la invención de un lazo entre el amor y el deseo, donde la presencia del misterio del cuerpo que habla, deviene el enigma del inconsciente que tiene su causa en el deseo que lo habita.
Interrogar el amor, su errancia, su destino y el drama que lo constituye hacen a la materia de la transferencia, amor que no podría ser considerado sin la pasión, aunque ella pueda ocupar el lugar de la ignorancia del deseo y aunque ella promueva el fantasma de la infinitud de un goce.
El sujeto supuesto saber se desprende solo si… pudo ser anudado en el centro de una economía de goce.
Esto funda el acto/acta de nacimiento de un psicoanálisis y es por este mismo lugar que se produce la separación que funda el fin de la historia de esta transferencia.