CRONICA DE UN VIAJE A DUBLIN

CRONICA DE UN VIAJE A DUBLIN

Veladas de Literatura <> Psicoanálisis

Crónica de un viaje.

25 de Octubre de 1988

-VISITA AL CENTRO JAMES JOYCE Y LA TORRE MARTELLO.

-ENTREVISTA A KEN MONAGHAN  EN DUBLÍN

En octubre de 1998, junto a varios compañeros de Discurso <> Freudiano Escuela de Psicoanálisis,  viajamos a Dublín, Irlanda. El viaje, que tenía por objetivo recorrer la ciudad y visitar el Centro James Joyce,  incluyó una entrevista a Ken Monaghan, Director de este Centro y sobrino del famoso escritor y también una visita al Museo de la Torre Martello en Sandycove. La famosa torre Martello –hoy Museo Joyce  donde  vivió James Joyce un corto pero fecundo tiempo-  inspiró el primer capítulo del Ulises.
Quienes emprendimos la aventura éramos un grupo de psicoanalistas que a lo largo de varios años investigaba y trabajaba sobre la vida y obra de James Joyce  en el dispositivo que la Escuela ofrece sobre la articulación entre Literatura y Psicoanálisis.
Dos temas eran especialmente importantes en nuestro recorrido: el tema de la biografía: una vida atravesada por la crisis que atravesó Irlanda en esos años que nos llevaba a investigar la historia y geografía de ese lugar, pero sin duda el punto más importante era su condición de sujeto: la incidencia de la muerte prematura de la madre, el padre carente, los viajes desde muy joven (a París para estudiar medicina), el exilio  en el    continente, su sueño de producir una obra por fuera de la Dublin pueblerina…. y lograr así una suplencia donde hacerse un nombre propio viene como compensación a la carencia paterna.
El otro tema de investigación era la operación joyceana con el lenguaje, operación que constituye un verdadero experimento en un texto donde se exploran  las posibilidades extremas de la lengua.  Según Jacques Lacan en el texto de Joyce “Los significantes encajan unos con otros, se combinan, se aglomeran, se entrechocan –lean Finnegan´s Wake- y se produce así algo que, como significado, puede parecer enigmático…”  (Jacques Lacan, Encore, enero 1973)   El texto joyceano es un escrito que ha subvertido la lengua inglesa, marcando un antes y un después en el campo de la literatura, texto que nos llevaba a una reflexión al nivel de la escritura.   Allí Jacques Lacan sitúa lo más cercano a lo que nosotros analistas tenemos que leer gracias al discurso analítico: el lapsus….  Recordemos que “en el discurso analítico se trata siempre de lo siguiente: a lo que se enuncia como significante se le da una lectura  diferente de lo que significa” ( Jacques Lacan –  Encore, enero 1973)
Luego de varias presentaciones en la sede de la Escuela habíamos llevado nuestros trabajos a la Jornada que sobre ese tema, Literatura <> Psicoanálisis, se había organizado en la Biblioteca Nacional, en Buenos Aires.
Ese año, particularmente intenso, había tomado  como eje de trabajo el Ulises, decisión de peso para el grupo que venía de recorrer la biografía de Joyce, Esteban el héroe, Retrato del artista adolescente, Exiliados y  Dublineses entre otros escritos joyceanos.
Y ¿por qué decimos de peso? Al Ulises se lo conoce por la dificultad de su texto, las maniobras que Joyce realiza con el lenguaje, la variedad de estilos que el libro contiene, los giros intraducibles…  porque su acepción debe ser leída en inglés y al traducirlos pierde -no solo el sentido exacto que propuso el autor- si no su musicalidad. Al mismo tiempo las numerosas  referencias a la ciudad en la que transcurría esta historia: la Dublín de principios de siglo nos había hecho lectores de diferentes guías y libros sobre esa ciudad tan lejana para nosotros!

Y fue así como sumergiéndonos en ese texto lleno de enigmas, retruécanos y rimas que nos invitaba a una ciudad tan lejana y al mismo tiempo tan atractiva germinó el sueño. Teníamos un congreso de psicoanálisis en Barcelona…  ¿y si viajábamos a Londres y de allí a Dublín?  Londres tenía el encanto de permitirnos visitar  la última residencia de Sigmund Freud, Maresfield Gardens, actualmente casa-Museo  y de allí en apenas unas horas cruzar a la maravillosa “Isla Esmeralda” como se conoce a Irlanda!

Y con este plan pronto estuvo listo el itinerario y concertadas las entrevistas: en Londres con el Director del Museo Freud y en Dublín con el Director del Centro James Joyce: Mr. Ken Monaghan.
Una hermosa y soleada mañana de otoño aterrizamos finalmente en el aeropuerto de Dublín y de allí directo al centro de la ciudad… a la que llegamos tras un corto trayecto.
Era muy temprano, la ciudad estaba apenas despierta y era toda nuestra para recorrerla… Y así comenzó nuestro camino…   cuidadosamente planeado en Buenos Aires: la Biblioteca Nacional, el Trinity College, O´Connell Street, Eccles Street y la iglesia de St. George´s, los jardines de St. Stephen, el río Liffey que altivo y orgulloso recorre la capital de oeste a este… y tantas veces nos acompañó como trasfondo en los textos de Joyce.
Como lo expresa Horacio Bauer (1) en su hermoso texto Joyce – Dublín…   “sucia y pobre como en el 1904 ó pulcra y limpia como es ahora, sostenida en el tiempo y fuera de él. Dublin habla. Habla gracias a Joyce, que ha obrado el milagro de romper escrúpulos y abrir las puertas del oficio de pensar y dejar fluir la mente. En las inverosímiles riberas del Mar de Irlanda. (…)
¿Y qué sería Dublín sin James Augustine Aloysius Joyce? Sombra de Ulises, escrito fuera de Irlanda y publicado en Paris. Quizá una ciudad más. Eso sí, de gente cordial y simpática, pero no mucho más que eso. Como intuyera George Orwell (2)– que se interroga por el texto joyceano “El efecto  –de su letra– es disolver, al menos momentáneamente, la soledad en que vive el ser humano. Cuando se leen ciertos pasajes de Ulises uno nota que la mente de Joyce y la de uno mismo están identificadas, que él lo sabe todo sobre uno, aunque jamás haya oído nuestro nombre, que existe algún mundo fuera del tiempo y del espacio donde estamos junto con él”.
Seguimos nuestra marcha y en nuestras entusiastas pláticas de caminantes surgía: ¿Qué diría hoy Joyce de los festejos que se celebran cada año en Dublín el 16 de junio para conmemorar Bloomsday?  La ciudad entera tiene esas marcas….  Bloom camina a nuestro lado, cada rincón tiene su impronta, cada fachada nos lo recuerda!
Y nos respondemos  ¡Seguramente lo celebraría…! ya que él lo quiso así cuando expresó: “Quiero que los universitarios se ocupen de mis libros por trescientos años!” Y vaya que lo ha logrado!
Aquí estamos, llevamos en nuestro recorrido el hermoso libro de fotos prologado por Anthony Burguess (3) y nos detenemos en la foto del desayuno ofrecido por Adrienne Monnier en el Hotel Leopold en Les-Vaux-de Cernay en junio de 1929- lugar célebre por su vinculación a la literatura, en las cercanías de París- para celebrar  los 25 años del Ulises dando así origen al primer Bloomsday.  Joyce ocupa el centro de una larga mesa rodeado de Nora Joyce su mujer, Lucía su hija, Eduard Dujardin, Paul Valery, Samuel Becket, Sylvia Beach y  la camarilla que lo acompañaba habitualmente.
En estos festejos conservados hasta la actualidad hombres y mujeres vestidos con ropas características de la época eduardiana recitan fragmentos del Ulises y las comidas preferidas de Bloom –los famosos riñones fritos para el desayuno-  se sirven en diferentes pubs,  regados con abundantes dosis de cerveza, la bebida nacional!
En nuestro recorrido Joyce está presente ¡…inusitadamente presente! en las estatuas que se emplazan en diferentes calles de la ciudad, como lo vimos en North Great Georges Street en frente de la emblemática oficina de Correos, elegante… se le atribuye fama de “dandy”, se apoya en su bastón y nos mira sonriente a través de sus anteojos…

Sobre  el mediodía la cita obligada es en el Centro James Joyce, no sin antes recorrer el Museo de escritores más famosos de Irlanda.
Finalmente… estamos allí, en el 35 de North Great Georges Street, construida en 1784  la elegante casona que alberga el centro dedicado a James Joyce, nos recibió según la  típica hospitalidad irlandesa.  Restaurada exactamente  tal cual fue construída –según se informa al visitante a través de fotografías exhibidas al pie de las escaleras que llevan al primer piso- la casa tiene frisos maravillosos y ornamentos de yeso en sus paredes y cielo rasos,  bellos salones repletos de fotos y pinturas relacionadas con el genial escritor, su familia y sus amigos, escaleras señoriales que conducen a una fantástica biblioteca  la cual contiene ejemplares de la obra de James Joyce de todas partes del mundo.

En este marco  nos recibió Ken Monaghan, sobrino del escritor y Director del Centro James Joyce, institución que  junto al Museo Joyce -en la Torre Martello – son los puntos de referencia en la ciudad sobre todo lo concerniente al escritor y a la organización del Bloomsday como celebración anual.
Amable… distendido, luego de acompañarnos a recorrer las diferentes salas, sugirió realizar la entrevista  en el hermoso jardín de invierno que aloja la cafetería del centro. Paul Joyce, sobrino nieto del escritor, decoró este lugar pintando sobre las paredes las diferentes escenas del Ulises.
Reproducimos a continuación las palabras de presentación que el grupo había preparado y las preguntas que le hicimos:
-Discurso<> Freudiano Escuela de Psicoanálisis: Quisiéramos en primer lugar manifestarle nuestra alegría por poder visitar esta tierra donde han nacido tantos escritores  importantes. Venir aquí es para nosotros una tarea de extensión, es decir comunicar nuestro trabajo, en este caso sobre James Joyce, así como entablar  nuevos lazos de trabajo con otros interesados en temáticas similares. Nuestra Escuela  de Psicoanálisis tiene diferentes secciones como Psicoanálisis y Literatura, Arte y Psicoanálisis, Filosofía, Lingüística y otros…
También la Escuela cuenta con una Editorial: Ediciones Semblant (le hacemos entrega de los libros publicados por la Escuela). En este momento estamos trabajando en un nuevo libro sobre  las relaciones entre la literatura y el psicoanálisis. Este libro contendrá los trabajos que varios psicoanalistas presentamos en una jornada de trabajo en la Biblioteca Nacional, el año pasado, en Buenos Aires. Justamente, nosotros pertenecemos al grupo de trabajo sobre James Joyce. Otros grupos trabajan sobre Aristófanes, Molière, Shakespeare, Sófocles y otros grandes escritores.
Jacques Lacan, retornando a lo que  Sigmund Freud planteó: “(…) un psicoanalista sólo tiene derecho a sacar una ventaja de su posición, aunque ésta por tanto le sea reconocida como tal: la de recordar con Freud,
que en su materia el artista siempre le lleva la delantera y que no tiene que hacer de psicólogo donde el artista le desbroza el camino”. (Homenaje a Marguerite Duras, del Rapto de Lol V. Stein, 1965)

Freud mencionó en su obra varias veces los trabajos de Shakespeare: Hamlet, El Rey Lear, Romeo y Julieta, Macbeth, El Mercader de Venecia y lo mismo hizo con Ibsen, Goethe, Dostoievski… y otros.
Lacan dedicó un año entero, durante el dictado de su seminario en París, en 1975,  a leer y hablar sobre la obra y vida de James Joyce. El decía que Joyce tenía un particular “savoir-faire” con el lenguaje. Él nos recuerda incluso que Phillipe Sollers (4) decía: “…el idioma inglés ya no es el mismo después de Finnegans Wake, ese libro maravilloso” y agregaba: “…nuestro escritor tiene esa manera tan particular de escribir, de hachar las frases,  de cortar las palabras, ha aportado un nuevo uso de la lengua, porque él va más allá del conocimiento de su época”.
Lacan también nos recuerda que Joyce deseaba que los universitarios estudiaran su obra durante  los próximos 300 años. Joyce decía sobre su libro Ulises: “He colocado tantos enigmas y adivinanzas que mantendrá a los profesores ocupados durante siglos discutiendo sobre lo que quise decir. Es la única manera de asegurarse la inmortalidad!”
¿Qué piensa Ud. de esto?
Ken Monaghan–  Yo creo que él era un hombre muy arrogante…! Siendo un joven cuando escribió esto, él creía que debía dedicarse a promocionarse a sí mismo como escritor y que esto sería difícil de lograr en la atmósfera oprimente de Dublin…  No parecía fácil continuar viviendo en Irlanda y escribir…
– ¿Ud. cree que la lengua inglesa ya no es la misma después de Joyce?
K.M- Yo creo que la lengua inglesa se mantiene igual, sí creo que en su forma escrita ha cambiado. En lo oral no creo que haya cambiado.
– Sobre   la cuestión del padre y la paternidad tan presentes en la obra de Joyce y considerando que Ud. escribió  un trabajo que lleva por título “Old father, old Artificier” (Anciano padre, anciano artífice”) . ¿Qué aspectos abordaba Ud. allí?
KM- Bueno,  nos responde– no es exactamente un libro, sino un breve trabajo en el que hablo de mi abuelo (el padre de Joyce) y de la familia de la que Joyce provenía. Describo principalmente a sus hermanas, a su madre, a mis tías; hablo de todas las circunstancias que contribuyeron al ascenso de Joyce. También hago referencia a la caída que sufrió esta familia, que pasó de las comodidades de la clase media a la pobreza. Me interesan estos temas porque estoy vinculado a ellos.
-Bueno, le decimos, recordamos que no obstante su padre  lo envió a los mejores colegios y  recibió una muy buena educación cuando estuvo con los jesuitas.
K.M- En un principio sí. Lo hizo mientras tuvo los medios para hacerlo. Cuando Joyce tenía 9 años su padre tuvo que sacarlo de ese colegio y mandarlo al colegio Belvedere porque ya no podía pagar las cuotas.  Después de esa época de esplendor y buenos colegios, el derrumbe familiar  marcó un cambio y James continúo sus estudios a cargo del Colegio Belvedere donde fue un alumno brillante. La educación con los jesuitas fue una  educación particularmente  estricta, ellos incluso querían que Joyce mismo fuera jesuita, que él también se incorporara a la iglesia.
-Luego, nosotros acotamos: en sus obras, sus personajes  toman cierta distancia de la iglesia, al menos de la católica apostólica romana.
K.M- Si, Uds. saben que él abandonó su práctica activa del catolicismo cuando tenía 16 años, pero creo que nunca lo abandonó “su sentimiento irlandés y religioso de culpa…”,  esto creo que es fundamental  en su vida y por supuesto es materia de estudio para el psicoanálisis….   cuando él abandona la práctica religiosa  y comienza a atacar la iglesia, esto también incide en la relación con su familia, en particular con su madre, y esto no acaba aquí ya que continúa en la relación con su hija, Lucía…, Uds. saben que ella contrajo esquizofrenia. Joyce llegó a pensar que esto podría ser causado por su abandono de la práctica religiosa…, creo que a Joyce le gustaba sentirse culpable!
-Otro tema interesante resultó cuando lo interrogamos sobre la influencia de Shakespeare, le preguntamos así: James Joyce hace singulares referencias  a William Shakespeare y su obra.  No cabe duda  que Joyce conocía muy bien las obras de este escritor. Teniendo en cuenta  que Sigmund Freud planteaba  que Hamlet, Edipo Rey y Los Hermanos Karamazov son tres libros magníficos que abordan el mismo tema: la función del padre. ¿Considera Ud que esta especial referencia a Shakespeare se relaciona con esa cuestión?

K.M- Creo que Shakespeare ejerció una  gran influencia sobre la obra de Joyce. Joyce recibió influencia de varios escritores, pero los dos más grandes, aquellos a quienes más admiró fueron Ibsen y Shakespeare. (K.M señalando las paredes del lugar) Aquí pueden ver la ilustración del capítulo que transcurre en la Biblioteca Nacional  donde Esteban debate sobre Hamlet con un grupo de poetas. Joyce pensaba que su novela “Ulises” era un libro lleno de humor.
Cuando el padre de Joyce murió, hacía 17 años que Joyce no lo veía. Esto le generó un terrible sentimiento de culpa y escribió varias cartas a sus amigos en las que hablaba de su padre. En una de ellas manifestaba sobre su padre: “…él nunca leyó mis libros pero nadie puede negar que el humor de Ulises es “su” humor…,  los personajes del libro son a partir de su referencias,  todo el libro está lleno de su espíritu…”.  Su padre fue el modelo…  Recuerden cuando Esteban Dedalus en diálogo con Mulligan es acusado por este de no haber querido rezar en el lecho de muerte de su madre, yo lo enfatizo tal vez demasiado, pero para mí el sentimiento de culpa en Joyce es sumamente importante…!
-Entusiasmados  con el recorrido por la ciudad lo interrogamos sobre la incidencia que Joyce ha tenido –con su escritura-  para que  Dublín fuera conocida. También le preguntamos acerca del Bloomsday y su  celebración en todo el mundo.
KM- Es verdad, mucha gente viene aquí por él. El año pasado vinieron turistas de 97 países, incluso de Mongolia y de Corea. Luego iremos a la biblioteca y les mostraré los libros de esos países.  Obviamente el festejo de Bloomsday es muy importante en Dublín. Nosotros lo hemos iniciado y hacemos una gran fiesta.
-¿Qué papel cree Ud. que tuvieron las mujeres en la vida y obra del escritor?
 KM- Estoy de acuerdo en que la mujeres desempeñan un rol muy importante en la vida de Joyce. El tema de la relación de Joyce con las mujeres es casi una obsesión para mí, la forma en la que dependió de ellas a lo largo de toda su vida… No hablo de una dependencia en el plano intelectual porque a Joyce no le gustaban las mujeres intelectuales. Las mujeres estaban para ayudarlo, apoyarlo, contenerlo…; comenzando con su madre, siguiendo con Nora Barnacle que era una especie de segunda madre para él y continuando con mujeres como Silvia Beach, que publicó “Ulises”, Harriet Weaver, que lo mantuvo durante toda su vida, María Jolas, Margaret Anderson, la señorita Mac Caughan. Todos estos nombres configuraban una trama de mujeres que ayudaron a Joyce y se sacrificaron por él.
KM- (hace referencia a una de las paredes donde se ilustra el capítulo de Molly). Esa ilustración representa el monólogo de Molly Bloom. Joyce solía utilizar una metáfora para describir su relación con las mujeres: decía que tenía 27 hermanas. Ustedes saben que él sólo tenía 6 hermanas. Sin embargo, hablaba de sus 27 hermanas para hacer referencia al hecho de que estaba rodeado de mujeres!
– La música cumple un papel fundamental en la obra de Joyce. En muchos pasajes de sus obras hace referencia a la transmisión que causa la música. Sin olvidar las dificultades que presentan las traducciones (nosotros lo leemos en español y perdemos la sonoridad y musicalidad en inglés) creemos que  las formas fonéticas en la lengua original en que han sido escritas  son muy importantes. ¿Cuál es su opinión al respecto?
KM- La música es un tema fundamental en la obra de Joyce, particularmente en “Finnegans Wake”, aunque también aparece en “Ulises” no creo que en los libros de Joyce uno pueda separar los sonidos de las palabras, sobre todo si uno escucha al propio Joyce leyendo Anna Livia Plurabelle ¿Alguna vez han escuchado a Joyce leer sus propias obras?
Creo que el papel de la música es vital en Joyce, conforma el corazón de su obra. El mismo Joyce era un excelente cantante; su padre probablemente fue uno de los mejores tenores de Irlanda, tenía una voz magnífica. Joyce tocaba el piano y la guitarra. Su madre, una mujer muy agradable, estudió música durante 15 años y enseño música y piano. Ella le enseñó a tocar el piano a todos su hijos, incluso en la época en la que atravesaban una situación económica apremiante.
La música aparecía siempre, hasta en los peores momentos. Tomemos ese pasaje en el que Stephen Dedalus regresa a su casa muy tarde y encuentra a sus hermanas y hermanos sentados a la mesa de la cocina en la que todavía se encontraban los restos de la merienda. Uno de los hermanos comienza a cantar una canción y los demás se van uniendo uno a uno. Creo que es una descripción hermosa. Stephen se sienta a escuchar a los jóvenes y piensa que ellos ya están cansados de la vida mucho antes de haber comenzado a vivirla. El también se une a ellos y cantan juntos hora tras hora. Joyce siempre tenía que usar el recurso de la musicalidad, era fundamental para él.
– Por último ¿Cuál es su opinión sobre las epifanías?
K.M.- Bueno, creo que se trataba de pequeñas frases, pequeños “flashes”…, él las escribió cuando era joven luego no lo continúo. El iba por la calle y veía una ventana con una mujer, una sombra…, él escribía estas ideas que serían utilizadas más adelante.
-¿Es una nueva forma de escritura?
M.K.- No sé…, pueda que sea el comienzo de una escritura que se deja llevar por el fluir del inconsciente…, como en el caso de Dujardin…, Uds. saben el escritor francés que comenzó a dar importancia a este “fluir del inconsciente.”
Las epifanías son ideas, palabras, flashes de pensamientos internos, pequeñas ideas que luego serían desarrolladas.
Bueno, hasta aquí la reseña que preparé sobre el reportaje,  al finalizar esta reunión Ken Monaghan nos hizo escuchar la voz de Joyce leyendo Anna Livia Pluravelle y nos obsequió el casete con su voz al mismo tiempo que nos invitó a compartir juntos un refrigerio.
La hora avanzaba y la siguiente escala nos esperaba luego de un trayecto en tren: el Museo James Joyce en la Torre Martello. En un hermoso  acantilado,  al sur de la ciudad capital, en la localidad de Sandycove, se encuentra emplazada la llamada Torre Joyce. Pertenece a la serie de las Torres Martello construídas para defender la ciudad de una posible invasión napoleónica. Actualmente es sede del Museo dedicado a la vida y obra de James Joyce quién situó en este histórico lugar el desarrollo del primer capítulo del Ulises.

Una atmósfera diáfana y un día con mucho sol nos recibió en tan magnífico lugar donde el recorrido de las salas nos permitió ver varios objetos del escritor: su guitarra –era un excelente músico!) parte de su equipaje, incluso sus famosos abrigos y otras prendas en los baúles con que se trasladaba tantas veces desde chico en la ciudad debido a las múltiples mudanzas de la familia.
Su máscara mortuoria, una valiosa y completa colección de cuadros, fotos y diferentes objetos que muestran su vida, sus manuscritos  y su relación con la ciudad…
En el camino de regreso una parada en Charles Fitzgerald´s, pub irlandés que conjuga la austeridad de la vida victoriana -ya que fue fundado en honor a la visita real de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto  en 1861- y su conexión al mundo joyceano.
¿Por qué? Como recordarán Joyce vivió algún tiempo en las cercanías del pub, en la Torre Martello con Oliver St. John Gogarty y allí se encaminaban juntos a beber un trago cada noche!  Hoy, según nos relatan, se mantiene la  tradición y cada año, el 16 de junio para los festejos de Bloomsday se puede ver a Tom Fitzgerald que de increíble parecido a James Joyce atiende personalmente a los parroquianos que ese día allí desayunan o almuerzan!!
Sobre la hermosa costanera de Sandycove el sol comenzaba a ponerse sobre el mar, anochecía y era hora de regresar. El viaje, mágico y maravilloso… tocaba a su fin.

(1) Horacio  Bauer 1937, Argentina. Es abogado. Estudió filosofía y religión con el profesor Jorge Lerner. En la Facultad de Derecho completó la carrera docente y cursó el doctorado de Filosofía del Derecho, bajo la dirección del profesor Ambrosio Gioja. Asistió a varios cursos y seminarios en la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos Aires). Desde 1985 dirigió los asuntos culturales de la Fundación Banco Mercantil Argentino, luego Fundación Banco Caja de Ahorro y posteriormente Fundación Caja de Ahorro. Produjo exhibiciones, conciertos y ediciones, y publicó ensayos y artículos. Desde 1992 integra el Consejo Editorial de la revista El Arca (del siglo XX).
(2) George Orwell, (seudónimo de Eric Arthur Blair), 1903-1950 escritor y periodista británico. Testigo de su época, Orwell es, en los años treinta y cuarenta, cronista, crítico de literatura y novelista. De su producción variada, las dos obras de mayor repercusión  fueron dos textos publicados después de la Segunda Guerra Mundial: Rebelión en la granja y, sobre todo 1984, novela en la que crea el concepto de «Gran Hermano».
(3)Anthony Burguess.  1917-1993 InglaterraCritico, compositor, libretista, poeta, dramaturgo, guionista. Su trabajo más famoso (o reconocido tras la controvertida adaptación para el cine de Stanley Kubrick) fue la novela La naranja mecánica (A Clockwork Orange) escrita en 1962. Tenía también un gran interés por la música, que fue su primera pasión, antes de dedicarse a la literatura. Escribió dos sinfonías, varias sonatas y conciertos, alcanzando justa fama como compositor.
 (4) Phillipe Sollers, 1936. Francia. Su verdadero nombre es Philippe Joyaux. Escritor. Fue educado por los jesuitas, aunque después realizó estudios de comercio, que abandonó para dedicarse de lleno a la escritura. Su primera novela, “Une curieuse solitude“, publicada en 1958, es conocida sobre todo por el elogio que de la misma hizo Aragon en “Les Lettres Françaises”.  Es uno de los fundadores, en 1960, de la revista “Tel Quel” (en Éditions du Seuil), que defiende a autores hasta ese entonces desconocidos o muy controversiales: Artaud, Bataille, Joyce, Derrida, Foucault, Barthes, revista cuya labor se extiende hasta 1982. Para continuar con su acción, crea la revista “L’Infini”. Philippe Sollers fue, entre otros, amigo de Jacques Lacan, de Louis Althusser y de Roland Barthes, quienes son descritos en la novela “Femmes” (1983), así como de otras grandes figuras del movimiento intelectual francés. Mezcla en sus relatos  una crítica social particularmente violenta, sostenida por el conocimiento y la utilización de textos de Spinoza, Freud, Nietzsche, Lautréamont, Heidegger y Guy Debord. Se desarrolla por otra parte en todos los dominios: teología, filosofía, historia, sociología, psicoanálisis.