ANTECEDENTES DE UN ENCUENTRO

ANTECEDENTES DE UN ENCUENTRO

CLINICA PSICOANALITICA II.

ANTECEDENTES DE UN ENCUENTRO

(el  Hombre de las Ratas)

Perla Trajtemberg

“A propósito de un caso de neurosis obsesiva (el Hombre de las Ratas)” entra en la historia de las publicaciones psicoanalíticas en 1909, siendo uno de los cinco historiales que nos legara el creador del psicoanálisis, Sigmund Freud.

El 1º de octubre de 1907, el joven abogado, llamado en el texto Paul Lorenz, de 29 ½ años realiza su consulta, será tratado por Sigmund Freud durante casi un año, seis veces por semana, al estilo del tratamiento psicoanalítico de la época del descubrimiento.

El interés de este trabajo es ubicar el tiempo previo al encuentro con el analista, aquello que precipita la consulta y el padecer subjetivo que acompañó ese tiempo.

Contamos con el dato de que el sujeto reconoce en el libro “Psicopatología de la vida cotidiana”, publicado en 1901 por Sigmund Freud, el esclarecimiento de unos raros enlaces de palabras, que le hicieron acordar a sus propios “trabajos de pensamiento” con sus ideas obsesivas, motivo por el cual se confió a Sigmund Freud. También contamos con el dato, que la intensificación de sus ideas obsesivas databa de cuatro años antes de realizarse la consulta. Es en este punto que toma valor la pregunta ¿Qué precipita la consulta en ese momento?

Sigmund Freud nos plantea muy al comienzo del historial, que este sujeto puede definirse en términos psicoanalíticos, como una neurosis obsesiva completa entre sus seis o siete años, a la que no le falta ningún elemento esencial y que contiene acorde a la teoría de la sexualidad infantil, el núcleo y el modelo del padecer posterior. El placer sexual de ver, cuyo resultado es el deseo de ver a mujeres desnudas, cada vez aflora con mayor intensidad. Este deseo corresponde a la posterior idea obsesiva, donde se impondrá una contradicción al deseo, a través de un afecto penoso. Junto al deseo obsesivo, un temor obsesivo, cada pensamiento acarrea el temor de que suceda algo terrible “Si tengo el deseo de ver desnuda a una mujer mi padre tiene que morir”, como consecuencia son necesarias medidas protectoras para evitar la desgracia.

¿Qué precipita la consulta?. Para el psicoanálisis lo contingente tiene un valor fundamental, puede ser el encuentro con el libro del Maestro, puede ser una vivencia, podría haber ocurrido como no. Habiendo ocurrido y siendo destacado por el sujeto se trata del azar, estar en el lugar y el momento indicado para que algo de lo actual se enlace a algo de lo infantil. Un elemento, un rasgo, una palabra elevada a la categoría de significante que permanecía oculto y enigmático para el sujeto, se actualiza y produce el desencadenamiento neurótico. Juego de azar determinado para el psicoanálisis simbólicamente, donde tendrá un valor destacado la relación del sujeto a la estructura del lenguaje que le preexiste a su nacimiento, posible de atrapar a través de las leyes del lenguaje: metáfora y metonimia, juego de sustitución y desplazamiento de la cadena simbólica donde el sujeto se ha situado  para encontrar un lugar en el mundo.

El sujeto lo relata a Sigmund Freud en su segundo encuentro, “Quiero comenzar hoy con la vivencia que fue para mí la ocasión directa de acudir a usted. Ocurrió en agosto (la consulta es el 1º de octubre) durante las maniobras militares”. No era la primera vez que se encontraba en presencia del personaje que se le tornaba cruel, “el capitán cruel”  frente al cual tenía cierta angustia, pues el capitán amaba lo cruel (introducción de castigos corporales), es de destacar que hasta ese momento el sujeto lo había contradicho por ello, con energía.  ¿Qué ocurrió esta vez?. Podemos establecer en orden cuatro puntos.

Primero: “Antes me encontraba en estado miserable y me había martirizado con toda clase de pensamientos obsesivos, que empero, pronto se retiraron durante las maniobras”. El sujeto estaba habituado a sus trabajos de pensamiento, los padecía desde su infancia, convivía con ellos.

Segundo: Durante el alto en las maniobras, pierde sus anteojos, podría haberlos buscado pero no lo hace, pide al óptico de Viena que le envíe a vuelta de correo, unos de reemplazo.

Tercero: Toma asiento entre dos oficiales, uno de ellos “el capitán cruel”, quien inicia un relato sobre un castigo particularmente “terrorífico” que ha leído se aplicaba en Oriente (introducción de una rata en el ano) En este punto el texto freudiano nos advierte de las manifestaciones transferenciales del sujeto, donde se interrumpe, se pone de pié, y Sigmund Freud avanza en el concepto de resistencia, como el punto donde el analista se acerca al núcleo patógeno y el sujeto se detiene en sus asociaciones. Lo simbólico se detiene y el sujeto se enfrenta con lo real, advertencia para el analista, donde Sigmund Freud aporta palabra a palabra los elementos que acercan al sujeto a la posición de una de las formas del objeto a, inventado por Jacques Lacan. Alrededor del orificio anal se juega la erótica del neurótico obsesivo, su nudo de goce atrapado en el significante rata, aporta el lazo que lo une en sus pensamientos inconscientes a la verdad del padre, a la transmisión de la deuda simbólica por las generaciones precedentes, que nos lleva al próximo punto…

Cuarto: Unido al “capitán cruel”, al atardecer siguiente, luego de escuchar el relato, el capitán le dice que el teniente “A” pagó el reembolso de los anteojos. Debes devolvérselo a él. En ese mismo momento se le plasmó la sanción: no devolver el dinero de lo contrario sucede aquello (la fantasía de la rata se realiza en el padre y en la dama), al modo del pensar obsesivo se elevó contra la sanción el mandamiento a modo de juramento, tú debes devolver al teniente “A” el dinero para evitar que la fantasía se realice. Este juramento ocultaba el saber del sujeto, él sabía que no era al teniente a quién debía la suma sino a la muchacha del correo. ¿Por qué no pudo resolverlo?, Jacques Lacan nos plantea en el “Mito individual del neurótico”, lugar donde rescata el valor de la estructura mítica en la neurosis, “como ocurre siempre en la vivencia de los neuróticos, la realidad imperativa de lo real pasa por delante de todo lo que lo atormenta infinitamente…”. Entonces no se trata de otra realidad que la que el psicoanálisis sostiene, la fantasmática, “el argumento fantasmático se presenta como un pequeño drama, una gesta…” que refleja el modo particular de las relaciones del sujeto.

¿Por qué Paul Lorenz deviene el Hombre de las Ratas?. Porque frente a la escucha del relato del capitán,  el sujeto se siente tocado en su subjetividad, la imagen del suplicio de las ratas trae consigo un objeto (la rata) y Sigmund Freud nos plantea que “… Las ratas en el breve intervalo entre el relato del capitán y su reclamación de devolver el dinero, habían adquirido una serie de significados simbólicos…” que el análisis reveló como ligados a infección sifilítica (pene), a cuota, moneda de rata (dinero), a casamiento, hijos, a rata de juego, a rabo de rata (trenzas de la madre), a regalo fúnebre. Frente al martirio, esta vez el sujeto no pudo sustraerse al reproducir el relato en transferencia a una rara composición en su rostro descripta por Sigmund Freud como “horror fascinado”. El capitán en términos freudianos ofrece una palabra-estímulo (un significante desde Jacques Lacan) “Ratas” y el sujeto no dejó de reaccionar frente a ella con su idea obsesiva. La imagen del suplicio engendró toda suerte de temores de que pudiera serle inflingido a dos personas, las más queridas, su dama y su padre, quien a pesar de estar muerto al momento que se le impone la idea, el sujeto teme le sea inflingido en el más allá. Pero nada de esto hubiera ocurrido si no se hubiera tocado al sujeto en la constelación original de su historia, en su “sensibilidad de complejo” dice Sigmund Freud.

Al encuentro con el analista, el sujeto desconocía que sus raros enlaces de palabra respondían a un estilo de pensamiento, a un sujeto cuyo modo de desear es el deseo como imposible, cuyo punto privilegiado de satisfacción corporal es el orificio anal, cuyo placer infantil era el deseo de ver desnuda a una mujer y la consecuencia de avanzar con el deseo implicaba imaginariamente la muerte del padre. El sujeto ignoraba que su consulta se vio precipitada porque ya no alcanzaba su compañero-amigo para tranquilizarlo que no se pensara cruel,  porque su idea obsesiva actual, imponía lo insoportable de pensarse como teniendo un deseo criminal respecto a los seres amados, y su enlace con la idea del reembolso viene a revelar que frente a la palabra del capitán (representante del gran Otro paterno) no se puede dudar y si se duda o se transgrede,  como en la pequeña infancia frente a la ley del padre respecto a los deseos incestuosos, esto tiene consecuencias y pueden ser terribles: se puede desear la muerte del padre. Tras el amor al padre se oculta un odio intenso. Ignoraba también su identificación al padre y el deber  neurótico de creerse imaginariamente el responsable de tener que pagar en la realidad la deuda impaga del padre, quien siendo militar había dilapidado los fondos del regimiento  y sólo salvó su honor, por un amigo que le prestó la suma que debía reembolsar, siendo de destacar que nunca lo encontró para devolverle el préstamo.

El sujeto ignoraba que su horror fascinado contenía una cifra de satisfacción, un goce que la idea obsesiva venía a ofrecer al analista para ser sometido a la interpretación a la búsqueda de su cifra ignorada. Así encontramos al sujeto pidiendo a Sigmund Freud que lo libere de sus ideas obsesivas, de sus pensamientos inconscientes, encontrando en el deseo del analista la apertura al  desciframiento de sus síntomas y sueños, el atravesamiento de sus fantasmas, para que se revele el objeto que lo representa en el mundo, donde encuentra la viva imagen de sí mismo, “ la rata”.

El sujeto ignoraba que su nombre propio al encontrarse con  el genio de Sigmund Freud, lo haría entrar en la historia psicoanalítica con el nombre de su  fantasma, aquel que desencadenó su crisis, que le daría el nombre con el que hoy lo recordamos y seguimos interrogando a la neurosis obsesiva: “ El Hombre de las Ratas”.