HOMENAJE A JAMES JOYCE 2005

HOMENAJE A JAMES JOYCE 2005

Veladas de Literatura <> Psicoanálisis

VIERNES 10 DE JUNIO DE 2011

VIERNES 18 DE JUNIO DE 2010

HOMENAJE A JAMES JOYCE BLOOMSDAY

(1904 – 16 DE JUNIO – 2005)
MOLLY BLOOM :
  LA VOZ DE MUJER…
RECREANDO LOS TIEMPOS DEL ORGASMO

Olga M. de Santesteban

Llega un nuevo aniversario para conmemorar la obra del escritor irlandés James Joyce, considerado como uno de los autores excepcionales del siglo XX que ha producido la Literatura inglesa.

En esta ocasión tomaré las palabras de Molly Bloom, con las que Joyce cierra el libro “Ulises”. Sus palabras son las líneas más famosas del Ulises y las que eligió la comunidad de estudios joyceanos para anunciar el Blomsday en todo el mundo.

Es sin duda increíble imaginar a los especialistas en la obra de James Joyce hacer la experiencia de leer las reflexiones de Molly Bloom, cerrando ese largo día del 16 de Junio de 1904, después del regreso de su esposo, a las dos de la madrugada,… cuando él duerme a su lado. Y ella tumbada en la cama, reflexiona sobre los acontecimientos del día anterior. Piensa en su adulterio con Blazes Boyland, consumado la tarde anterior, y en la vida con su marido, que duerme a su lado… Molly medita sobre el joven poeta Sthephen Dedalus, amigo de Bloom, ella tiene la esperanza de que se convierta en huésped de la casa y tal vez en su amante.
También piensa en sus otros amantes, en su hija ya adolescente, Milly, en su hijito, Rudy, que murió a los once días.
Recuerda su infancia en Gibraltar, a su amiga que marchó a América y en todo un batiburrillo de cosas diferentes, desde el precio de las ostras hasta el origen del universo. Como Molly reflexiona sobre los diferentes instantes de una vida no tiene necesidad de aclarar quienes son las personas acerca de las cuales está hablando. Cuando dice “él” puede referirse tan pronto a un amante como a su esposo.

En el curso de sus reflexiones le viene el período y se sienta en el orinal.
Termina recordando cierta vez que estaba tumbada con Bloom entre unos rododendros en la colina de Howth, desde donde se divisaba la bahía de Dublin. Sus palabras son las líneas más famosas de Ulises y el anuncio del Bloomsday en todo el mundo.

“…conseguí que se me declarara si primero… hace dieciséis años mi Dios después de ese beso largo casi me quedé sin aliento si me dijo que yo era una flor de la montaña si entonces somos flores todo el cuerpo de una mujer si esa fue la única verdad que me dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy si por eso me gustaba porque vi que él entendía lo que era una mujer y yo sabía que siempre podría hacer de él lo que quisiera y le di todo el placer que pude llevándolo a que me pidiera el si…
…y como me beso bajo la pared morisca y yo pensé bueno tanto da él como otro y después le pedí con los ojos que me lo preguntara otra vez…
…y después él me preguntó si quería yo para que dijera si mi flor de la montaña y yo primero lo rodee con mis brazos si y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis pechos todo perfume si y su corazón golpeaba loco y si dije si quiero Sí.”

Molly se constituyó, sin duda, en el personaje femenino más famoso de la Literatura del siglo XX… Joyce describió a Molly como “la carne que siempre afirma” .
Lo que es increíble es imaginar las diferentes puntuaciones y escansiones que se deben realizar en la lectura de un texto que recrea los tiempos del orgasmo y que se regodea erotizándose en su irreverencia, en su insolencia, en su voluptuosidad, en la profunda soledad… de esa voz de mujer que tiene el valor de incluir a su lector en la materia misma que esta formulando.

Es en relación a esta operación que realiza el escritor que quisiera en esta ocasión bordear algunas reflexiones acerca de la estructura de la creación artística en la obra de James Joyce.

Con Joyce tenemos la experiencia de cómo un sujeto modula las palabras hasta encontrar en sus raíces el rasgo capaz de inventar otras que le permita nombrar su relación específica al goce, se ve llevado a desenmascarar lo que ha definido como el objetivo del escritor… un escritor es un ser cuya función es la de ser un verdadero “corruptor de palabras o el buscador del nido del mal en el seno de la buena palabra” … ese intento de arrancar las palabras de su significación habitual, del sentido obvio, logra así una verdadera creación y una experiencia del exilio que el lenguaje ofrece cuando el creador llega al límite mismo en el que se cuestiona los fundamentos de la lengua que se usa en determinada época.

Recreando los mitos y los fantasmas de la vida, la muerte, el sexo, la paternidad, el enigma de lo femenino, las pasiones, el amor, mostrados en su articulación a la estructura del lenguaje, hacen en la creación de Joyce un verdadero enigma que lleva a su lector a una verdadera construcción…

Se ve llevado entonces a crear un lector o de poner a trabajar a su lector. Es arduo leer a Joyce, aún así, su obra nos retiene… a pesar nuestro… pasan los años y es difícil decir que conocemos su obra, estamos apresados en su obsesión… sin duda que sí…
Los biógrafos y estudiosos de la vida y de la obra de Joyce señalaron siempre que al considerar el cotejo entre los acontecimientos de su vida y cómo estos eran presentados en su obra… se producía un fenómeno absolutamente increíble que sin duda, en parte, corresponde a lo que Joyce tenía de genio… observan que los acontecimientos de su vida van convirtiéndose en recursos artísticos desde el momento mismo en que captan su atención.
Pero la lectura de su obra a lo largo de muchos años, acompañada de la lectura de sus biografías, su correspondencia y escritos y las cartas de los seres que estuvieron cerca de él, nos muestran otro fenómeno aún más profundo y más fascinante…

Vemos que le era necesario, casi imperioso asistir ya sea bajo la forma de relatos o de la letra escrita a que le sean ofrecidas ciertas dimensiones donde se figura la realización de ciertos hechos que él va modulando con sus obsesiones en una fantasmagoría dolorosa hasta constituirlos en verdaderos acontecimientos… producido
¿Joyce supone un lector a la medida de este fantasma?

Dentro de la correspondencia hay una parte que fue ubicada por los estudiosos de Joyce como “las cartas sucias” , dentro de las “Cartas Seleccionadas de James Joyce” y muestran allí que andar por Dublín (recordemos que se había ido en 1904) suponía encontrar amigos y enemigos de manera inevitable.

En uno de esos encuentros con uno de los que habían sido uno de sus amigos que se dice le guardaba rencor… la conversación gira hacia el tema de Nora y le comunica que al mismo tiempo que comenzó a salir con Joyce, salía con él… Joyce queda consternado… se desespera por la supuesta traición de Nora… Recordemos que la visita a Dublín había exacerbado su sentimiento respecto a las antiguas traiciones.
A la hora de escuchar el relato le escribe a Nora acusándola por la traición.
Se dice que gracias a esta necesidad de sentirse engañado… la literatura universal es ahora más rica…

A partir de esta carta comienza el circuito de las “cartas sucias” que va desde la puesta en cuestión de la paternidad (recordemos que él viaja a Dublín con su primer hijo Giorgio) hasta lo que se considera como los elementos más escatológicos de su escritura.
El encuentro con otro amigo lo convence acerca de la “maldita mentira” y de la calumnia que había tramado la primera versión.
Comienza entonces la correspondencia donde se arrepiente de haber puesto en duda la palabra de Nora y de sus acusaciones; y busca desesperadamente exorcizar el pasado y entra así en una catarata de fantasmas que lo llevan a producir cartas que no son eróticas pero constituyen una demanda imperiosa, exaltada de que ella escriba cartas obscenas… mas bien escatológicas.
La incita, a que ella escriba aquello que :
Él no soporta escuchar y
Que no está acostumbrado a decir…
Pero necesita leer…
Sin duda una fórmula que Joyce ha sabido producir para su lector.

Nora escribía, expresándole todo aquello que deseaba que él le hiciera al volver a encontrarse… Se dice que Joyce estaba atónito viendo el talento de Nora para la pornografía. Joyce la instruía y ella respondía. Joyce contestaba con un desatado frenesí de obscenidades.
Después de lograr su objetivo “las cartas sucias” terminaron para siempre… no volvieron mas a este género de correspondencia.
Durante el resto de la estadía de Joyce en Dublín (1909) vuelven las cartas poéticas de amor…
Las cartas reales de Nora a Joyce en aquellas semanas, nunca han salido a luz… Sin embargo Joyce reproduce las palabras de Nora en las cartas que se han publicado y es posible reconstruir las de Nora.

Richard Ellmann y otros estudiosos señalan que Joyce estaba desesperado por avanzar en el misterio paterno y en el enigma del erotismo femenino… quería saber… cuáles son los deseos más recónditos del ser femenino y de su goce…
Joyce hablaba de “profanación de la imagen de mujer” … para ello necesitaba prostituirla…

En su obra encontramos mujeres que reflexionan sobre su erotismo, Gretta en “Los muertos” dice: “El día que supe esto, ¡Oh! ¡Qué él había muerto!” , Bertha en “Exiliados” : “¡Oh tú Dick! ¡Oh, mi extraño y salvaje amante, vuelve otra vez a mí!” , en “Ulises” , Molly Bloom, en “Finnegans Wake” , Ana Livia Plurabelle.

Las cartas tienen diferentes presencias en el Ulises.
Molly Bloom en sus reflexiones relata que se escribia cartas… trozos de papel que se enviaba por correo.
“… años, ni una carta de un alma viva salvo las raras y pocas que me despaché con pedacitos de papel en ellas…”

Molly Bloom la voz de mujer, su profunda soledad, su voluptuosidad, su obscenidad… ¿es irreverente? … ¿es insolente? Se regodea erotizándose al recordar la serie de recuerdos y evocaciones que la llevaron al orgasmo…

Joyce intenta con el lenguaje y las palabras crear imágenes visuales … con las aventuras de la vida cotidiana innovando en la técnica novelística y apuntando al mayor fantasma del lector con el que cierra el Ulises y aún deja al texto en ese suspenso de lo no concluido… superposición de imágenes de diferentes tiempos, con diferentes personajes… casi una invocación a los distintos tiempos del placer y el goce… sin puntuación.

Pero esto requiere un volver a leer y releer… siempre en ese intento de una nueva interpretación que el texto plantea… a nivel de la forma narrativa… volver a leer, hacer la puntuación, colocar la pausa, la escansión que ya es subjetiva… porque cuando nos proponemos marcar la escansión es porque la frase es nuestra, porque nos ha involucrado en los modos de decir singulares… Le buscamos nosotros la escansión… ¿qué quiere decir esto?… Sino un modo de preocuparnos y de ocuparnos… porque hemos quedado cautivos en la trampa del lenguaje y de su obsesión.
Artificios del creador.

Sin duda, Joyce trastoca desde los fundamentos narrativos a toda la novela… rompe la tradición. El definía al escritor como un ser “corruptor de palabras” , ese intento de arrancar las palabras de su significación habitual, del sentido obvio… pone a trabajar a su lector y lo apresa en su obsesión…
… tiene la capacidad de suscitar nuestros pensamientos y así nos incluye en esa demanda imperiosa a leer .
Y esto pasa frente a Molly recordando los diferentes tiempos del placer y el goce evocando los modos en que llegó al orgasmo, esto es ya una imagen visual en nuestro campo escópico.
Decimos sí
Sin duda que sí.

En los últimos años se han conocido nuevos datos sobre esta correspondencia que ha movido a diferentes manifestaciones en el campo de la Literatura y de su mundo familiar, por ejemplo, los estudiosos de la obra de Joyce consideran que Joyce pidió la correspondencia de 1909 a Trieste donde estaban las cartas, para ser utilizadas para escribir el monólogo de Molly Bloom y terminar el Ulises … Joyce decía… “necesito esa maldita y pesada correspondencia” . Nunca le llegó. Fue retenida en Trieste por su hermano Stanislaus.
Esa correspondencia, junto a otros escritos, fue recién publicada en 1975 en Select Letters of James Joyce .

Ellmann publicó la correspondencia de 1909 en su totalidad y sin una sola elipsis. No suprimió en ellas ni una sola palabra sucia. Correspondencia que vende la esposa de Stanislaus después de la muerte de su esposo el 16 de Junio de 1955.
Las cartas constituían un testimonio extraordinario de los sentimientos sexuales de Joyce, se las llamo “las cartas sucias” .
Silvia Beach, la primera editora del Ulises , dueña de la librería Shakespeare And Company , refiere que a poco de la aparición de esta obra hasta ese momento rechazada por todas las editoriales, recibe una avalancha de propuestas de distintos autores para publicar sus obras; dicen tenerlas del mismo “género” que la publicada.
El escándalo del Ulises ha dividido las aguas en un común desconcierto: entre pro y contra, no pocos escritores lo tildan de “obsceno” y no faltan los ingenuos que lo confunden con “literatura erótica”.
“Tras el éxito del Ulises, muchos escritores se acercaban a Shakespeare And Company creyendo que iba a especializarse en erotismo, trayendo sus obras más eróticas… Ahora bien: el erotismo esta ausente en el Ulises

Los estudiosos de Joyce han considerado que Nora debe considerarse la principal influencia estilística del texto de Molly, ya que Nora escribía sin puntuación ni mayúsculas y Joyce, consideró esta peculiaridad como forma de escritura que elige para las reflexiones de Molly… y veremos aquí -sin duda- un recurso increíble de la maniobra Joyceana cuyo objetivo es atrapar al lector. Se presenta así como una demanda a colocar una puntuación… una demanda a leer… a volver a leer… ¿sí?
¿Había que publicar o no las cartas?

El antiguo editor de Joyce, B. W. Huebsch “… consideraba que el genio de Joyce había sido un instrumento de liberación de la literatura moderna al poner en letra impresa los tabúes y pensamientos más nimios que discurren por la imaginación humana, no es posible que sus cartas privadas puedan mermar en nada su merecida fama” .
Otros han dicho que aunque Joyce quería que sus cartas sobrevivieran, no podía imaginar que algún día se editarían.
Samuel Beckett y Kay Boyle se sintieron profundamente ofendidos. Lo mismo le ocurrió a Arthur Power. Poco antes de morir en 1984, dijo que la publicación de las cartas había sido “abominable”.

La controversia no ha terminado.
Stephen Joyce (nieto de James, hijo de Giorgio Joyce, que murió en 1976 en Konstanz, Alemania Occidental), “ha luchado con denuedo contra la violación de la intimidad de sus abuelos… Estima que no requiere comentarios el deseo manifestado por Joyce a Nora de que conservase las cartas para ella sola”.
En el Noveno Simposio Internacional James Joyce , celebrado en Frankfurt en Junio de 1984 mirando directamente a Richard Ellmann y a otros especialistas de Joyce, Stephen declaró: “Cartas íntimas, personalísimas y privadas, jamás destinadas al público, han sido objeto de venta, piratería y edición. Condeno y deploro, esta intolerable y desvergonzada invasión de la intimidad como lo harían mis abuelos de estar aquí presentes.”
En una carta a Internacional Herald Tribune , Stephen manifestó:
“Vaya mi desaprobación a todos aquellos que han contribuido a la publicación de estas cartas: la persona que las vendió sin asegurarse de la protección adecuada, es decir, Nelly la esposa de Stanislaus Joyce. La periodista escritora francesa que las pirateó en la biblioteca de la Universidad de Cornell y el periódico francés que las publicó por vez primera y, por supuesto el editor y recopilador de las cartas selectas, profesor Ellmann”.