EN LA AVENTURA HISTÉRICA: desenmascarar el síntoma

EN LA AVENTURA HISTÉRICA: desenmascarar el síntoma

CLINICA PSICOANALITICA.

EN LA AVENTURA HISTÉRICA: desenmascarar el síntoma 

La cifra de goce…   en la  “mésalliance”

Olga M. de Santesteban

A 100 años del descubrimiento freudiano en la vía de un retorno sobre la escritura de la histeria… el texto se calza sobre el borde esencial que se encuentra en la división del sujeto. Su revés se traduce en la pregunta ¿qué quiere una mujer? Tal como J. Lacan puntualizó, la llevamos a que pueda decir ¿qué es “ser” una mujer?

Freud aborda desde el comienzo en la historia de mujeres, una reflexión sobre la histeria, sobre la condición femenina, sobre el enigma del deseo y las relaciones entre el amor y el goce.

Es a través de los síntomas donde se le presenta ese enigma a partir del cual mujer es… el misterio del cuerpo que habla… y esto da razón a que se establezca el lazo que hace a la atadura de todo amor, a su destino y al drama que lo constituye.

Freud aborda el universo femenino desde los “Estudios sobre la histeria”, donde nos da una respuesta, al introducir en la serie de mujeres, el rasgo puntual de cada biografía, donde los personajes de una historia se entrelazan de modo tal que su trama se revela como la materia prima de los síntomas… trama que los sostiene, los determina y le otorgan el flash pasional que los hacen tan vívidos a nivel de la angustia.

De este modo una historia no solo se distingue por los hechos y acontecimientos que sucedieron, sino por esa sutil trama que se va gestando, en el lazo que une los significantes esenciales, que han inscripto para cada sujeto ese instante fugaz de una subjetividad que queda perdida y que insiste como huella a recuperar.

Las nuevas referencias que surgen, en el Freud Archive de la Biblioteca de Washington y en el Anna Freud Bequest de Washington y Londres pueden permitir volver a situar la empresa freudiana, su búsqueda, su decisión en acto de unirse a su causa, para establecer la posición del analista en la transferencia.

Freud recorre una larga serie que atraviesa los oscuros laberintos del deseo hasta encontrarse con la expresión de su verdadero real: el goce femenino.

¿Quiénes eran? ¿Qué demandaban? ¿Qué síntomas presentaban? ¿Qué hechos y acontecimientos de una historia se ofrecen para ser resueltos?

Inscriptas así las primeras analizantes, la lección del maestro sería decisiva al encontrarse en un mismo libro y bajo el tema de la histeria, Fanny Moser, la mujer más rica de Europa, La Emmy von N., la adinerada anfitriona de salón y la joven hija de un posadero alpino, Aurelia Kronich… La Katharina de los Estudios…

Freud intenta desde el comienzo abordar esa hiancia imposible entre la biografía, como la historia de la vida de una persona, como escritor de vidas particulares… estilo con el que nos ha atrapado y fascinado… y la historia de los síntomas, la historia de la gestación del inconsciente. Lo encontramos a Freud inmerso en la teoría de la memoria que gira en torno a la sucesión de las inscripciones (niederschriften) como una redacción, un acta, algo que se propone no simplemente en términos de marca (prägung) y de impresión, sino en el sentido de algo que hace signo y que es del orden de la escritura. Escritura que se rige por la estructura significante y que define la topología subjetiva que va diagramando en el centro de la aventura histérica.

Freud busca lo que funda el inconsciente porque atisba que es por allí por donde se produce la aprehensión de la realidad por el sujeto.

Se va revelando que es la escritura misma la que funda el inconsciente, sometido al proceso de un retorno y sus rodeos, modulado por el principio del placer.

Tiempo de revelación del inconsciente (del unbewusst), tiempo de búsqueda de sus fundamentos, al mismo tiempo que la escisión del sujeto dirige la ubicación del síntoma como un cuerpo extraño que se enlaza transferencialmente en ese “falso enlace” que le ofrece Freud.

Historia del descubrimiento de las inscripciones que le revelan el deseo en juego… pero esencialmente el lugar del analista frente al deseo.

Si por la vía del síntoma Freud se encuentra con un real que insiste y se expresa por medio de la angustia y del goce, es por vía de ese artificio que ofrece -al analizante, al crear lo que se nombrará como el dispositivo analítico- por donde se reencuentra a sí mismo como siendo ese extraño partenaire “que a raíz de la mésalliance” despierta el mismo afecto que en su momento esforzó a la enferma a proscribir ese deseo prohibido”

Freud constata el horror de las pacientes frente al surgimiento del deseo.

Pero descubre algo más que se tornará esencial para la dirección de la cura.

Constata –nos dice- “que al aflorar el contenido del deseo, pero sin los recuerdos de las circunstancias colaterales que podrían haberlo resituado en el pasado y en virtud de la compulsión a asociar, dominante en la conciencia, el deseo ahora presente fue enlazado con mi persona, de quien era lícito que la enferma se ocupara, a raíz de la “mésalliance”… que despierta el mismo afecto que llevó a proscribir ese deseo prohibido”.

Freud no cuenta con un método de trabajo y lo veremos en los “Estudios sobre la histeria” utilizar, la electroterapia, la hidroterapia, los masajes, la cura de reposo, la internación, para ver a las pacientes todos los días, intentando lograr un cierto aislamiento del entorno cotidiano… y al mismo tiempo construye una técnica, dirigida a abordar el síntoma histérico en mujeres que habían recorrido los balnearios y las clínicas especializadas en enfermedades femeninas.

Josef Breuer, famoso y prestigioso médico en Viena le deriva las primeras pacientes y le permite a Freud recibir familias aristocráticas, con títulos de nobleza; famosos y prósperos fabricantes de relojes, trenes o textiles; enormes fortunas y hasta una de las mujeres más ricas de Europa, que junto a banqueros dedicados a las obras benéficas, en medio del lujo de las grandes villas, despliegan sus dones sobre la pintura, la música y la poesía y sirven de trasfondo para que

Freud se interrogue acerca del valor de una biografía.

CACILIE M. – ANA von LIEBEN

BARONESA ANA von TODESCO

Mujeres excéntricas, acostumbradas a ser grandes anfitrionas en la Viena del siglo XIX… como la Cäcilie M. de los Estudios, que era la Baronesa Ana von Todesco (de soltera Ana von Lieben) con hábitos excéntricos y dominantes, se la nombró como esa extraña criatura de la noche… que vivía de caviar y champagne… tenía un ajedrecista profesional esperando fuera de su habitación toda la noche… Títulos de nobleza… el lujo de la Villa Todesco en el Ring de Viena…

…Y Ana von Lieben a los 15 años solía estar enferma, un resfrío evolucionó en una enfermedad del útero y los ovarios, de la cual surgieron síntomas patológicos, incluyendo los primeros accesos de histeria.

Después de cumplir 20 años entre 1866 y 1868, Ana vivió en Inglaterra con su hermana que se había casado con un barón inglés. Gran parte de 1867 estuvo postrada en cama.

Se supone que estaba perturbada por un matrimonio que sus padres habían convenido para ella con un hombre noble y rico, a quien ella rechazó.

Regresó a Europa en 1868 y pasó el verano en los balnearios que se especializaban en enfermedades femeninas. Permaneció allí durante todo 1869.

En 1870 Leopold, el barón von Lieben, un banquero judío de 35 años le propuso matrimonio; Ana aceptó. En 1872 se casaron y fijaron su residencia en el Palacio Todesco en el Ring de Viena.

Entre 1873 y 1875 dio a luz dos hijas y un hijo; luego en 1878 tuvo un segundo hijo varón. Parecía librarse de las enfermedades neuróticas solo cuando estaba embarazada.

En 1882 se volvió adicta a la morfina.

En 1887, Freud es llamado para atenderla por las neuralgias faciales. Se supone por recomendación de Breuer, quien era el médico familiar de los von Lieben, quien continuó atendiéndola a la par de Freud.

En 1888 Freud comienza a usar el hipnotismo con Ana,… en 1889 interrumpe el tratamiento con Freud para visitar París, probablemente para ver a Charcot… y en julio acompañó a Freud cuando éste fue a Nancy a estudiar con Berheim para perfeccionar la técnica hipnótica.

Fue con ella con quien Freud intentó por primera vez la rudimentaria técnica de la asociación libre, para enfrentar los momentos de repetición de los síntomas.

En 1889 Freud ya la consideraba como uno de sus casos exitosos, había logrado que llevara una existencia tolerable… pero recaía al poco tiempo en sus síntomas.

Freud empieza a atenderla a los 40 años por una neuralgia que ya llevaba 15 años, “se culpó a los dientes de alimentar la dolencia, los condenaron a la extracción y un buen día, previa narcosis, se consumó la ejecución de siete de los malhechores”. “Pero no fue fácil, los dientes estaban implantados con tal firmeza que fue preciso dejarles las raíces en la mayoría de los casos. Éxito ninguno tuvo esta operación cruel, ni temporario, ni duradero”… las neuralgias continuaron… hasta que Freud emprende el camino de la búsqueda de la causa de los síntomas y encuentra las diferentes máscaras que en su expresión lingüística le muestran el camino donde el cuerpo se constituyó en el escenario para dar a las palabras el sentido originario que los significantes marcaron… aún esto no era suficiente.

Se le revela a Freud que es desde el inconsciente desde donde el cuerpo toma voz y hace su llamado…

Es así como “la prima donna”, la instructora de Freud, la primera experiencia que se distinguió por estar en tratamiento por un tiempo mucho más largo, prueba su eficacia.

Freud va abriendo así la dimensión subjetiva donde se revelaba esos períodos de gran susceptibilidad anímica hacia su marido, donde una observación de él, constituía para ella una grave afrenta y fuente de mortificación, decía: “Para mí eso fue como una bofetada”. Freud insiste que es a través del síntoma que se produce una simbolización, había sentido como si en realidad recibiera la bofetada… neuralgia del trigémino… que se acrecentaba al abrir la boca y masticar (¡no al hablar!)

Surge así el supuesto ultraje… años donde las afrentas eran guardadas en el silencio de las palabras mortificantes… el surgimiento de un continuo reproche frente al cual se esforzaba en refrenar una serie de pensamientos, cuyo signo distintivo era la excitación, que bajo la forma de la neuralgia facial o del dolor de cabeza (“se me ha metido en la cabeza” como dolor de pensamiento) o el dolor en el corazón para expresar “Eso me dejó clavada una espina en el corazón”…

o en un ejemplo que data de los quince años cuando estando en cama, bajo la vigilancia de su rigurosa abuela, de pronto la niña da un grito, le ha venido un dolor taladrante en la frente, entre los ojos; le duró varias semanas.

Freud lo analiza con ella, treinta años después… para rescatar esa mirada “penetrante” que horadó hondo en su cerebro. ¿Se trataba de la mirada de la abuela? Sin duda que no… treinta años solo se justifican si hubo un querido temor de ser acusada por su anciana abuela… ¿Acusada de qué? ¿ De qué podía sospechar su abuela?

Freud rescata como razón de este complejo sintomático la “expiación de antiguas culpas” unido a vivencias traumáticas que Freud no puede comunicar, pero que le prueban que la angustia y la desesperación son revividas 33 años después sin que ella se dé cuenta que esa irritación y desesperación no pertenecían al presente. (Freud crea el nombre “psicosis expiatoria histérica”)

De este modo los síntomas de Ana von Lieben, la Baronesa Ana von Todesco pasaron a formar parte de la estructura histérica.

Vemos así que de las máscaras y los semblantes en que se expresan los síntomas Freud extrae la aventura histérica.

Cita una frase de Schiller:

“Un semblante es el de la hazaña aún no acontecida

y otro, diverso, el de la hazaña consumada”

EMMY von N. – FANNY SULZER –WART

FANNY MOSER

Emmy von N.; era Fanny Sulzer-Wart, de casada Fanny Moser, encontramos nuevamente la vida aristocrática, los títulos de caballero otorgado por los reyes. Su historial constituye una verdadera maraña de recuerdos traumáticos. Perteneciente a una familia de 14 hijos, una larga lista de muertes de bebes y de niños, solo cuatro de los niños vivían cuando Freud la trató.

Cuando tenía 15 años, encontró a su madre yacente en el piso después de un ataque, cuando tenía 19, regresó a su casa y la encontró muerta.

A los 23 años viajando en un tren, se le rompen sus lentes… el compañero de camarote se ofrece a ayudarla. Era Heinrich Moser de 65 años, famoso y muy próspero fabricante de relojes y vagones de trenes… amigo de la familia… se casa con él.

Tiene dos hijas con él y a los 26 años a pocos días del nacimiento de su segunda hija, su esposo muere de un ataque cardíaco…

Ella y sus hijas heredaron la parte más valiosa de la enorme fortuna de su esposo…

Ahora era una de las mujeres más ricas de Europa. Los hijos del primer matrimonio de su marido la trataron como una intrusa y luego de la muerte del padre la acusaron de haberlo envenenado.

Una exhumación no halló evidencia alguna de asesinato, pero los parientes continuaron con la campaña contra ella y los rumores persistieron, incentivados por la desaparición de documentos legales esenciales…

En la primavera de 1889, cuando tenía 41 años, viajó a Viena en busca de tratamiento médico.

Desde la muerte de su esposo hacía 14 años, había estado constantemente enferma… depresión e insomnio, padecía dolores, migrañas, tics y alucinaciones.

Después de conocer a Breuer en Viena decide dejar su médico… y acude a Freud para relatarle historias terroríficas donde los personajes mueren de terror. Freud describe como se le pintan en su rostro, de la manera más plástica, todos los signos del horror y aparecía la frase “¡Quédese quieto! ¡No hable! ¡No me toque!

Recorre la historia de sus recuerdos de niñez, donde tenía ataques de desmayo con convulsiones cuando jugaba con sus hermanos que solían arrojarle animales muertos o se metían en un sarcófago o se envolvían en una sábana como un fantasma.

Historias de locura y manicomio… sus tics, su tartamudeo, su pérdida del habla… su prima, su madre internadas por un tiempo… su madre, a la que encontró tendida en el suelo con un ataque de apoplegía, a pesar del cual vivió cuatro años más, hasta que un día llegó y la halló muerta con el rostro deformado. Tenía un hermano que ingería dosis excesivas de morfina y tenía fuertes ataques y que de manera repentina la tomaba en sus brazos o la agarraba tan fuerte que casi la ahogaba… Freud va anudando alrededor del significante “anpacken” (agarrar, aferrar, empuñar, asir, coger) la trama de los relatos. ¿Cuándo apareció el “quédese quieto”?. Relata que “cierta vez se desbocaron los caballos con el carruaje en que iban sentados los niños y otra vez, viajaba con las niñas por el bosque en medio de una tormenta y el rayo cayó en el árbol justo frente a los caballos… y los caballos se asustaron y pensé entre mí”: “Ahora tienes que permanecer totalmente quieta, de lo contrario asustarás todavía más a los caballos con tus gritos y el cochero no podrá contenerlos”.

“Desde entonces apareció eso”.

Freud describe que este relato la ha excitado muchísimo y ha surgido el tartamudeo.

Continúan relatos asustantes, de haberse quedado tiesa, como plantada en un lugar… vuelven recuerdos de la época en que cuidaba a su hermano drogadicto, que en las crisis, a consecuencia de la morfina, la aterrorizaba y atrapaba (anpacken) y otros recuerdos que repiten una misma escena donde es de repente sorprendida y se queda mirando petrificada… tenía calambres en la nuca que consisten en un “atrapamiento (packen) helado” en la nuca con rigidez y un enfriamiento doloroso en las extremidades, incapacidad para hablar y postración total…

Angustia, miedo a todo lo nuevo, Freud llega al relato de la muerte del esposo que sigue esta misma trama: de repente, un espasmo de corazón, dió algunos pasos y cayó muerto al piso.

Historias de terror… historias de hombres importantes que suele tener como huéspedes en su casa. Sus dolores de estómago… y su resistencia a ser hipnotizada, ella quiere contar lo que tiene para decir, sin que Freud pregunte. ¿Qué surge? El odio frente a su hija enferma a la que por mucho tiempo tuvo por idiota, pues fue muy rara, siempre berreaba y nunca dormía, contrajo una parálisis de la pierna izquierda… muy tarde empezó a caminar y hablar…

Freud le indica que hoy esa niña, es normal y está hermosa… y le señala la espectativa de desgracia que siempre le atormenta y acompaña sus dolores corporales.

La culpa por no atender al esposo, su desazón, las críticas familiares y las afrentas sufridas… la llevan a justificar su aversión a la gente y su odio a todos los extraños.

Infinitos dolores, de cabeza, en las manos, en el estómago, pie derecho, calambres en la nuca, parálisis en las piernas van acompañando al significante (packen) de atrapamiento helado y siempre el mismo pensamiento: le podría suceder algo malo… a sus hijas, al hermano… de repente algo puede suceder… miedo a un hecho horrible inesperado y repentino… se enlaza con el erotismo y producen la angustia y “revoltijo en la cabeza”. Freud anuda a esto su posición con la comida. Era de poco comer, no bebía agua, se quejaba de dolores de estómago… rescata sus recuerdos de niña, donde sucedía que se portaba mal en la mesa y no quería comer su plato de carne.

Entonces su madre se mostraba siempre muy severa, y dos horas más tarde debía comer el mismo plato de carne que ahí había quedado. La carne se había enfriado por completo y la grasa se había vuelto del todo rígida (asco).

Años después convivía con un hermano militar que tenía el mal abominable, y ella sabía que era contagioso, razón por la cual tenía una angustia atroz de equivocar los cubiertos…

Nuevamente su terror… y con otro hermano enfermo de los pulmones, tenía sobre la mesa el salivadero… asco, horror, rechazo…

Freud va desenmascarando el complejo sintomático, removiendo cada tramo con la hipnosis hasta encontrarse con un límite… tratamiento que realiza en varias etapas…

Ella vivía en un Schloss en un lago suizo desde 1887, modelando su hogar según la tradición feudal alemana. Se convirtió en una anfitriona de salón, una excéntrica admirada, una filántropa y patrocinadora artística, una mujer con un estilo de vida y gustos extravagantes, muy respetada por los artistas y científicos a quienes recibía.

En la primavera de 1891, Freud relata haber pasado una estadía en el castillo en Suiza para darle su opinión sobre el estado nervioso de su hija mayor.

Freud asiste al estilo de vida que le revela como mantenía en secreto sus síntomas, apareciendo en lo social con una larga sucesión de amantes, con frecuencia sus médicos personales que llevaba a vivir a su castillo… se distinguía por sus extravagancias eróticas alternando esta imagen con la de la viuda abstinente.

Freud fue consultado 25 años después cuando se lo requirió como testigo legal experto sobre problemas con la herencia.

En 1918, Fanny Moser tenía setenta años se había enamorado de un hombre joven, de quien la familia sospechaba que la iba a estafar.

El resentimiento contra sus hijas, el odio y el reproche al situarlas como oponiéndose a su erotismo, signaron un rasgo de la estructura histérica al colocar en el centro de la estructura, las oscuras relaciones que unen el lazo de la histérica con el lugar de la otra mujer, pero esencialmente el lugar de la histeria con el engendramiento, con la creación, con la herencia.

¿Qué pasó con Fanny Moser después de la estafa de su amante en 1918?

Vivió otros seis años todavía con algunos millones de su fortuna… como la anfitriona de salón, como excéntrica admirada, como filántropa y patrocinadora artística, una mujer con un estilo de vida y opiniones extravagantes, muy respetada por los artistas y científicos a quienes recibía… pero ella la Emmy von N. de los Estudios, sufrió gran parte del tiempo atrapada –PACKEN- aterrorizada, aferrada, cautivada y tomada por el pensamiento de que no habría una próxima comida… porque packen, en tanto aterrorizada, atrapada, agarrada, sujetada… es también un estar cautivada… pero ella no lo sabía y Freud tenía que construir toda su obra

Recuerdos, más recuerdos, más recuerdos y algunos significantes que recorren la trama… marcan el origen del Psicoanálisis, allí Freud señala que este material no le es suficiente para abordar la cifra secreta y la repetición.

El libro continúa con dos historiales como el de Katharina (Aurelia Kronich), la joven hija de un posadero alpino y de Fräulein Elisabeth von R. (Ilona Weiss) que nos sumergen en la pregunta por el lugar del padre, la muerte del padre, el amor del padre, la seducción del padre… ese padre que será el emblema esencial en la estructura histérica.

Han pasado 100 años, contamos ya con la obra de Freud y Lacan para situar los oscuros laberintos del deseo, el goce femenino y los fantasmas que definen la posición de la histeria.

EL CASO  DORA

IDA BAUER

FRAN ZELLENKA- Sra. K

Quisiera rescatar de este caso ejemplar el punto que se abrió como un enigma que definió para el Psicoanálisis el lugar del objeto del deseo en la posición femenina. El lugar de la otra mujer como revelación fascinante de la privación.

El lugar de la otra mujer como portadora del “cuerpo deliciosamente blanco”, de ese amor que se nutre de la fascinación y lo cautivante de una imagen.

Así, la histeria, nos interroga sobre el enigma de la relación del sujeto femenino con el lugar donde se oculta el objeto que da valor, el brillo de la mujer y el precio sexual. Interroga un misterio, el misterio de su propia femineidad.

Si la histérica o la histórica como la bautizará J. Lacan aludiendo a la red tórica en que consiste el inconsciente será tanto macho como hembra… la histórica se presentará siempre como radicalmente otra, ella que no es más que en tanto otra, está sostenida por su armadura, que es su amor a su padre…

Freud vuelve a colocar en el centro de esta biografía el lugar del padre y sus pasiones que sostienen la red de los síntomas, la tos, la afonía, el catarro, el flujo, la masturbación, el asma, los modos de retribución sexual: aceptar, dar, rechazar, rehusar… la tentación de mostrarse complaciente con el hombre… Freud insiste en que es el hombre el que vuelve a despertar para una mujer, las figuras emblemáticas del goce. Y que la Muerte del Padre constituye el mito esencial que articula el mundo fantasmático.

LA MADONNA DE DRESDE

Dora le responde con la fascinación frente a la Madona de Dresde. Freud intenta recomponer a través del sueño lo que llama geografía sexual simbólica.

El cuerpo femenino, el vello pubiano, su fantasía de desfloración y de parto y las referencias al coito se entrelazan con su deseo, la investigación, los libros, la enciclopedia…

Si se sigue el material que Freud sintetiza, es dudoso que el cuadro de la Madonna Sixtina de Rafael haya sido el referente para situar el cuerpo deliciosamente blanco.

En mis investigaciones sobre la historia de las Venus, me encuentro con que en la historia del Arte lo que se llama el cuadro Madonna de Dresde (la forma que usó Lacan para nombrarla) se refiere a La Venus dormida de Giorgione.

Así figura en el primer catálogo de la Galería de Dresde (1707).

Giorgione era el maestro de Tiziano, se lo considera como el que ha producido una verdadera invención sobre el desnudo clásico y se produce en Venezia, es quien supo dar al desnudo un color sensual, había en él un apetito de belleza física más ansioso y más delicado que el de ningún otro artista desde la Grecia del Siglo IV.

La Venus de Dresde o la Madona de Dresde representa el cuerpo desnudo ofrecido en posición de entrega y satisfacción.

La Virgen Sixtina de Rafael (perteneciente a la Escuela de Florencia) se enmarca en el símbolo de la belleza exquisita donde el poder del genio acentuó el misterio de la mujer virgen.

Freud capta en el final propuesto por Dora, la verdadera incidencia del lugar de la otra mujer a lo largo de la vida de Dora… ese amor secreto que se expresa bajo la forma de los celos, del enfriamiento y la distancia que se produce con los diferentes personajes femeninos o el ser objeto de un rechazo o ser usada y traicionada…. o ser tratada como una criada … diferentes modos de situar sus pasiones y expresar sus grandes fantasmas.

¿Dónde se coloca su visita a la Galería de Arte, Gemalde galerie, en la ciudad de Dresde donde había pasado dos horas sentada, sola, fascinada frente a la famosa Madonna?… y donde se sitúan los oscuros laberintos de las conversaciones femeninas secretas, íntimas, sobre el sexo?

Los pactos secretos… en el centro de una aventura amorosa, el intercambio de costosos regalos, el padre y su impotencia en el seno de la historia… pasan a constituirse como nudo central de una estructura que se expresa en los síntomas histéricos y se instituye como verdadero ideal de la intimidad secreta entre mujeres que nutre sus largas y apasionadas “conversaciones” femeninas.

En la transferencia… aún… está por inscribirse el destino de estos pactos… en el centro de un mundo pasional de odio, enamoramiento, desprecio, rencores y reproches que ofrecen la dimensión del sacrificio como uno de los modos de captar al otro en las redes del deseo…

Es larga la historia de Dora, su casamiento, el nacimiento de su hijo, su conversión al cristianismo. En esta época comienza a frecuentar salones y círculos sociales de la clase alta.

Es interesante rescatar un hecho que ahora conocemos y que nos vuelve al instante de captación freudiana en el origen del descubrimiento.

“El recién inventado juego del contratc bridge se volvió inmensamente popular en Viena en la época entreguerras: Jugar y enseñar bridge se convirtió en el centro de la vida de Ida Bauer.

En los círculos privados de bridge de su mundo, fue una experta que enseñaba a otras mujeres de clase media, en sus salas de estar.

¿Quién era su compañera en esta elegante pero intelectualmente absorbente, desafiante ocupación?

Nada menos que Frau Zellenka, la Sra. K. del cuarteto.

“…es como si a través de los años… hubieran conservado su amor por aquellos juegos cuya habilidad reside en el secreto de la comprensión mutua de comunicaciones abiertas pero codificadas entre y a través de un cuarteto. Ida, experta en mantener su mano en secreto, también sabía cuando y cómo jugarla.”

La fidelidad a la otra mujer como la carta secreta pasó a ser una de las claves de histeria.

Clave que se mide en la “mésalliance” para que esa carta se revele decisiva para que cada histérica sitúe cuán experta es, no solo en mantener su mano en secreto, sino en mostrar que sabía cuando y como jugarla…

70 años después de estas articulaciones freudianas que marcan el inicio de una práctica, Jacques Lacan produce un tiempo excepcional en el texto “La tercera” en 1974, para mostrar la relación del síntoma con lo real… “Pues en el mundo no hay nada más que un objeto a, cagada y mirada, voz o teta, que re-escinde al sujeto y lo envejece en ese desperdicio que, en el cuerpo, ex-iste”

Plantea que lo que deberíamos tratar de lograr, es que “lo real del síntoma reviente, y esa es la cuestión: ¿cómo hacerlo?

Esa existencia por fuera de lo real que le toca al cuerpo, del cual él se goza, no puede realizarse sin Lalengua, que civiliza este goce, por el cual el cuerpo goza de objetos.

De este objeto no hay ninguna idea… a menos que se rompa, para que sus trozos sean identificables corporalmente y como fragmentos del cuerpo, identificados y constituye el núcleo elaborable del goce”.

Se trata entonces de, volver a colocar el objeto a en la operación significante, ya que es en tanto que plusgoce, su ausencia de goce, que es su condición, que el deseo y su causa surgirá.

Es un volver a vaciar la sustancia en el ruido que ella hace, en las diferentes vueltas de los circuitos de la repetición, cuando se presenta bajo la forma de lo que no cesa de repetirse para entorpecer esta marcha.

Colocamos así la interpretación del síntoma, en una nueva dimensión que se designa con la instancia de la letra, usando el juego sobre el equívoco, juego que solo adquiere valor, como todo juego, según ciertas reglas: desenmascarar el síntoma dentro de la lógica del fantasma, para asistir a como ese juego sobre el equívoco, produce como efecto que Lalengua se pueda precipitar en la letra.

Es así que cuando hablamos de significante-hoy-apelamos a la función del descifrado, para asistir a que es a la cifra adonde retornamos… esto le ha permitido a J. Lacan decir: que esta operación es el único exorcismo de que sea capaz el psicoanálisis.

En el centro del dispositivo analítico, hacer entrar en el espacio del saber, la cifra de goce, muestra lo que no anda en su verdadero estatuto de insistencia.

Que esa insistencia se agote en el “parlêtre”, insistencia que ha probado la ocultación de ser en el acto de la palabra, ha probado también que “el pensamiento es aberrante por naturaleza” y que la letra es el único acceso a lo real.

Así, desenmascarar el síntoma, desenmascarar el goce atrapado en el síntoma para correr el velo y las máscaras de los distintos semblantes, extrayendo los significantes, nos mostraron que algo en el campo del síntoma puede retroceder… y así porque los distintos campos del síntoma articulan una trama donde la vida, la muerte y el cuerpo adquieren valor según los diferentes goces, en ellos la cifra de goce busca la letra que los representa y es allí donde Lalengua nos muestra el sitio donde el goce mordió o se deposita, no sin mortificarla.

Lacan mostró que justamente esa mortificación abre el camino a una historia de amor… renovando en cada demanda el descubrimiento freudiano como una verdadera invención e instituyendo el acto de decisión como un verdadero acontecimiento, esto es, que produce un corte radical, es decir, introduce algo que no existía, establece su propio tiempo en relación al deseo y no a la realidad y funda su propio real para tener como referente al deseo y su causa… para vivir una experiencia en la “mésalliance” que tendrá el destino del savoir-faire con que cada uno vive una historia de amor.