EL ARREBATO DE LOL V. STEIN Y LA FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE

EL ARREBATO DE LOL V. STEIN Y LA FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE

CLINICA PSICOANALITICA.

EL ARREBATO DE LOL V. STEIN Y LA FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE

“Reconozco esto en el rapto de Lol V. Stein, en el que Marguerite Duras evidencia saber sin mí lo que yo enseño. (…) Que la práctica de la letra converja con el uno del inconsciente, es lo único de lo que quiero dar fe al rendirle homenaje”.  Frases de Jacques Lacan que causan la relectura del libro y las formulaciones lacanianas para la psicosis.
El significante está en causa, y si está forcluido el sujeto pone en tela de juicio el conjunto de la cadena significante. ¿Cuáles son sus consecuencias?
Durante el baile de fin del verano a Lol V. Stein le es arrebatado su novio por una mujer que llegó al Casino. Luego de bailar toda la noche parten juntos cuando llega el día.
Lol estaba unida a Michel por la loca pasión. Su amiga del colegio, Tatiana Karl, se preguntaba quién habría podido atraer la “atención entera” de Lol, en quien habían percibido su “corazón incompleto”, su indiferencia, cómo nunca luchaba contra el aburrimiento y que jamás había derramado una lágrima de jovencita. Es Tatiana quien sostendrá la mano de Lol durante todo el baile, no entendiendo la sonrisa instalada en Lol quien años más tarde dirá: “había que sonreír”, mientras no dejaba de mirar a la pareja y siendo el centro de todas las miradas. Esta visión no parecía estar acompañada por el sufrimiento. Es Tatiana quien se angustia.
Cuando, llegado el día, la pareja se dirige a la puerta, recién ahí Lol reacciona, y grita que no era tarde, la hora de verano engañaba. Suplicaba a Michel que le creyera. Pedía de él una palabra.
Pero la palabra faltaba en Lol. Marguerite Duras dice: “Si Lol es silenciosa en la vida es que creyó, por espacio de un rayo, que esa palabra podía existir. A falta de su existencia calla. Hubiera sido una palabra – ausencia, una palabra – agujero (…) faltando esa palabra arruina todas las otras, las contamina”.
El día y la noche códigos significantes, y no experiencias. Dice Lacan que son connotaciones, y el día empírico y concreto sólo surge allí como correlato imaginario. Desde el origen, muy tempranamente.
Cuando Lol no vio más la pareja que partía, cayó al suelo desvanecida.
Lol pasa en su cuarto varias semanas sin salir. Se decía que había signos de sufrimiento, pero Duras se pregunta ¿qué es un sufrimiento sin sujeto? Repetía siempre lo mismo sobre que no era tarde, que la hora del verano engañaba. Repetía con cólera su nombre: Lol V. Stein, así se designaba. Pedía un remedio inmediato a esta falta. “Su dificultad ante la búsqueda de una sola palabra parecía imposible de sobrellevar”. Se había transformado en “un desierto en el cual una facultad nómade la había lanzado en seguimiento interminable. ¿De qué? No se sabía. No respondía”.
Delirio que contiene los significantes de lo que va a ser su modalidad. En la primera salida camina por largo tiempo al lado del primer hombre que encuentra al salir de su casa. Mercancía no seleccionada dirá Duras que a la semana siguiente la pide en matrimonio y la lleva a vivir a otra ciudad. El pensó de su piel y su cabello que tenían el “olor de objeto inutilizado”. Lol se casó “sin pasar por el salvajismo de una elección” y “sin haber traicionado el abandono ejemplar en que la habían dejado”.
Tuvieron tres hijos en los tres primeros años de matrimonio.
Lacan dice que cuando no existe en ambos sexos la función “ser padre”, se transitarán los caminos elementales de copular y preñez. ¿Por qué traigo esto? Los hijos van a ser para Lol objeto de una organización rigurosa en cuanto a tiempo y espacio. Cuando pudo tomó una gobernanta y se encontró descargada del cuidado de los niños
Luego de diez años vuelven a la ciudad natal y se instalan en la vieja casa de los padres de Lol.
Instaló ahí el mismo cuidado estricto que en la casa anterior. El mismo “orden glacial” y hacer marchar todo con el mismo ritmo horario.
Con mucho tiempo libre de golpe, la facultad nómada de su desierto interior se pone en marcha y sale a caminar. Camina al azar durante unos paseos que se hicieron tan indispensables como todo en ella lo había devenido hasta ahí: la puntualidad, el orden, el sueño. Duras dice: “comienza a caminar en el palacio fastuoso del olvido”. Frase notable porque más adelante dirá que era el momento en que recibe con placer y asombro pensamientos que retoman el baile y ella entra ahí cada día. Recomienza el pasado, lo ordena… retiene el final del baile, progresa cada día en la reconstitución de este instante. Lo que reconstruye es el fin del mundo. Se ve en el centro de una triangulación de la cual la aurora y ellos dos son los términos eternos. En este instante ella se detiene, destrozada, sin voz para pedir ayuda, sin argumento. Dice Lacan que el pedido de ayuda tiene una significación, por elemental que sea. A Lol le falta la voz para el pedido de ayuda.
Ve a un hombre salir de un cine. Se parece a su novio perdido “en la mirada que tenía para las mujeres”. Lol puede ver la mirada que algunos hombres le dirigen, (no este) en secreto, en una equivalencia cierta: “Ella, que no se ve, se la ve así, en los otros.”
Atrapada por esa mirada a las mujeres, lo sigue cautelosa. Él va a encontrarse con su amante: Tatiana Karl. ¿Qué ve Lol? El peinado de Tatiana. Y recuerda de golpe que en el colegio venían a ayudarla a peinarse por la cantidad y el largo de su cabello negro. Sigue a los amantes hasta el Hôtel du Bois, donde ella se daba cita con Michel antes del arrebato. Desde un campo de centeno vislumbra por una ventana lo que va a transformarse en su frase fantasmática: “desnuda bajo los cabellos negros”.
Lol inicia la búsqueda de reencontrar a su amiga. Se prepara para la visita, impensable pues no visitaba a nadie desde su llegada a la ciudad.
Es el encuentro con Tatiana, su marido y su amante, Jacques Hold, la voz del relato. Los días siguientes van a ser para esta gente lo que Lol hará de ellos. Ella fabricará las circunstancias necesarias, luego abrirá las puertas necesarias: ellos pasarán por ahí.
Lol atrapará con una mirada famélica y su frase a Jacques Hold quien, al escucharla sentirá cómo “la intensidad de la frase aumenta de golpe, el aire golpeó alrededor de ella, la frase estalla, revienta el sentido. La oigo con una fuerza ensordecedora y no la comprendo, tampoco comprendo que no quiere decir nada. La desnudez de Tatiana ya desnuda crece en una sobrexposición que la priva cada vez más del menor sentido. El vacío es estatua. El pedestal está ahí: la frase. El vacío es Tatiana desnuda bajo sus cabellos negros, el hecho. Se transforma, se prodiga, el hecho no contiene más el hecho. (…) Hela aquí, Tatiana Karl desnuda bajo sus cabellos, de golpe, entre Lol V. Stein y yo”. Transcribo todo el párrafo para mostrar la fuerza que Duras imprime a la frase fantasmática.
Pero no es “entre”, Lol va a jugar a estar y no estar, a traer a Tatiana por su nombre, a tener ella misma una existencia en el nombre de su amiga y a través de la frase. ¿Quién se angustia? Jacques Hold. La voz del relato y soporte de la angustia dirá Lacan, dado que queda atrapado en la organización que Lol imprimirá también a este trío. “A su conveniencia yo inventaría a Dios si fuera necesario.”
En varias oportunidades Lol produce frases interrumpidas, que luego de un momento retoma como si nada. La bizarrería se manifiesta también en su maquillaje, demasiado y sin cuidado. En dos oportunidades habla de los lugares (hay tres en el relato) confundiéndolos, y generando inquietud y estupor en quienes la escuchan.  Alteraciones del lenguaje que por sí solos hablan de la estructura.
En el viaje con Jacques al lugar del acontecimiento se producen varios elementos. Cuando van al Casino Jacques Hold dice que Lol lo toma como testigo. Duras pone el recuerdo en el relator: “Detrás de ella yo intentaba acordar de tan cerca mi mirada a la suya que comencé a recordar, cada segundo más, su recuerdo”.
Más tarde, en el hotel, él la desnuda, la pone en la cama, ella lo sigue con los ojos. La crisis está ahí. La situación la ha desencadenado. Lol escucha ruidos, la policía, pegan a alguien en la escalera. Jacques no la contradice, pero nota que no lo reconoce. Ella se nombra por los dos nombres, Tatiana y Lol.
Ruidos del exterior, lenguaje bizarro, confusión de lugares y nombres, desierto interior, orden riguroso en la organización de su casa, y una perla que ilustra lo que Lacan llama la falta de la carretera principal.
Cuando vuelve a vivir a la antigua casa de sus padres “se ocupó muchísimo del jardín, (…) pero hizo en su trazado un error. Ella deseaba senderos regularmente dispuestos en abanico alrededor del porche. Ninguno de los senderos desembocaba sobre otro. No fueron utilizables. Su marido se divirtió mucho con este olvido. Se hicieron otros senderos laterales que cortaran los primeros y que permitieron lógicamente el paseo”.